INUTILíSIMO
Servido en bandeja
Para repasar las reglas referidas al servicio de mesa o a refrigerios más informales, nada más apropiado que nuestro ya consultado Libro de etiqueta de Rosalinda, de Jacobita Echaniz. Antes que nada, “no puede haber una mesa bien servida sin un sirviente que conozca a fondo la etiqueta del comedor”. Alguien que, por ejemplo, sepa que “antes de anunciar la comida, debe verter agua en las copas correspondientes y poner el pan en la mesa”. Por cierto, no se avisa que se puede pasar al comedor de cualquier manera (“expresiones tales como ‘la comida está lista’, ‘señora, ya está’, son del todo incorrectas”): el doméstico “se adelantará hasta el lugar donde está la dueña de la casa e inclinándose –como en un saludo– dirá: “La señora está servida”(sic).
Tampoco es conforme al buen tono que “el mucamo sirva sosteniendo la fuente con una mano y llevando él mismo los alimentos a cada plato, tal como lo hacen los mozos en los restaurantes”. Obviamente, las fuentes se presentan por la izquierda “y el sirviente las sostiene sobre la mano izquierda, manteniéndose el brazo derecho tras la espalda mientras el comensal se sirve”.
Lo ideal para la dueña de casa, subraya Jacobita, es no tener que hacerle ninguna indicación al mucamo mientras está sirviendo: “Esto se logra educándolo debidamente para poder olvidarlo por completo y así, cuando hay invitados, tener la señora el espíritu libre para dedicarse a lo social”.
A la hora de los cocktail-parties, claro, nadie se sienta a la mesa, pero no por eso hay que desandar la correcta vestimenta: nada de tapados o conjuntos de tipo sport con zapatos de taco bajo, por favor. Los caballeros han de llevar trajes oscuros con camisa de seda blanca (signo de mala educación elegir trajes a cuadritos, con botones de cuero, etcétera). Tampoco es cuestión de beber sin medida: “De uno a tres cocktails es lo permisible. Más, sería imprudente”. La misión del mucamo es la de llevar o traer las bandejas, y aunque en ocasiones excepcionales se pueda contratar a personal especializado, no es cuestión de exagerar como lo hacía Ingrid Bergman en Saratoga Trunk (aunque el portador de la bandeja parece estar muy a gusto).