INUTILíSIMO
Y si por una vez nos tomamos nuestras labores un poco en solfa, aprovechando recientes hallazgos de la ciencia que confirman que la risa es salud? A esos efectos, resultarán muy apropiados algunos parrafitos del divertido libro ¿Quiere usted ser tonta en diez días?, del español Jorge Llopis (Ediciones Taurus para la colección El Club de la Sonrisa, Madrid, 1957). Que les quede clarísimo, desde luego, que se trata sólo de un petit recreo, antes de volver con la seriedad y el empeño de siempre a nuestras obligaciones. Aunque en algunas expresiones el señor Llopis les suene un poquitín misógino, lo excusamos porque en el fondo su humor es constructivo.
Veamos, primeramente, algunas reflexiones jocosas sobre la moda, en particular “los trapitos de entretiempo”, no sin antes remarcar que “una moda pasa a la categoría de histórica cuando ya no nos produce risa”. Apunta el humorista: “Sabemos que en París, donde el entretiempo es más entretiempo que en ninguna parte, se llevarán este año trapos con cositas por aquí, colgajitos por allá y todo lo demás, como siempre. En el maquillaje, se usarán los tonos ‘No me olvides’ y ‘Noche perversa’. Las tendencias de la moda van hacia lo sencillo, dominados por tonos discretos, con adornos y pamplinas por aquí y por allá”. Para el cóctel, Llopis propone “un delicioso modelito de corsage con motivos beige, cinturón con motivos marrón y la falda con motivos injustificados”.
En el capítulo siguiente, el autor propone graciosamente un poco de cultura. Por caso, la filosofía, “eso que te pones a pensar y te sale una cosa muy bonita que luego, llevada a la práctica, no sirve para nada”. He aquí presuntos proverbios chinos que aparecen en esta temática y que conviene citar al desaire: “¡No te metas en kimono de once varas!”, “Donde comen dos, comen dos”, “Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar a doña Vicenta, la del tercero”, “Si pensando en la felicidad esperas hallarla, vas dada: es feliz la que no piensa”.
Más adelante, Llopis torna a “El ama de casa, su casa y sus cositas” de esta guisa: “El cuidado de la casa requiere muchos desvelos y sacrificios que no vamos a enumerar porque supuestamente lo que a ustedes les interesa es ser tontas”. La propuesta, entonces, es directa y desenfada: “¿Queréis ser tontas de verdad? Pues no hagáis nunca lo que hace un ama de casa, a lo sumo todo lo contrario. Las vecinas dirán que si tal y que si cual, que no pensáis más que en divertiros, pero ¡que alguien os quite lo bailado, morrongas mías!”. Lo dicho más arriba: nada de tomarse estas líneas a pecho, que en el fondo fueron escritas para demostraros cuál es vuestro único, decente y seguro lugar en este mundo.
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