INUTILíSIMO
Pensar que antaño –hace apenitas cuatro décadas– no sólo nos brindaban artículos para el hogar –desde baterías de cocina hasta aspiradoras– en el Día de la Madre sino que también las fiestas de fin de año eran una ocasión propicia para cubrirnos de ventiladores, planchas, ollas a presión, calefones... A fin de recuperar esa saludable tendencia que tanto nos favorecía, parece ideal repasar los avisos de la revista Mucho gusto, en su edición especial de las Navidades de 1965.
La primera publicidad con que nos topamos “para hacer más feliz nuestra Navidad” es de menaje (relucientes pavas, cacerolas, sartenes) y cubiertos (no menos lustrosos cuchillos, tenedores y cucharas), una “línea de distinción para mesa y cocina”. Dos páginas más adelante, entre ramas de muérdago y moños, las cocinas Dauco (“potentes quemadores, amplio horno, consistencia extraordinaria, incomparable belleza”) nos desean “una Fiestas con mucho gusto”. Otras cocinas, marca Lafor, “belleza y practicidad”, también se promocionan con escenografía navideña. Más modesto, el calentador Bram-Metal se nos dedica con una ramita y un globo del arbolito.
Las fuentes Pirex y Rigopal para horno hacen poesía en italiano para convencer a los familiares sensibles: “A la cara, cara mamma le manderó de Rigolleau, una vajilla que engalana su mesa” y, obvio es decirlo, “se limpia mejor y más rápidamente”. Volvemos a las espejadas baterías que tan dichosas nos hacen con Cetro, “elegante, práctica, dinámica, llega para lucir y actuar (?) en hogares jóvenes y modernos”. Si sólo se trata de un “hervidor múltiple”, ahí tenemos el Atma que brilla tanto que en él se refleja un arbolito con todos los chiches, y que otorga felicidad duradera al permitir preparar riquísimas comidas en brevísimo tiempo. También viene envuelta para obsequio la pava Artinox, un presente realmente “inoxidable”.
Pero si hablamos de palabras mayores como amoblamientos, Chyc nos tienta con “cocinas como de cine”, un regalo muy especial para mamá. Si el presupuesto es menor, nos podemos conformar con el calefón Oriflama, “confort para mamá” (y el resto de la familia, cómo no). Y para culminar, en la contratapa de la revista, una niña adorna el famoso arbolito ritual cerca de una máquina de coser Singer para su progenitora. Según el aviso, Papá Noel recibió millones de cartas escritas con letra infantil que confiaban en él: “Usted ya sabe cuál es el modelo que mamá desea”. Naturalmente, ese artefacto que “ha de ocupar un lugar de privilegio, recordando a cada momento el feliz minuto de su llegada al hogar”. Ojalá que estas sugerencias no caigan en saco roto y que maridos e hijos tengan en claro que nada nos procura mayor ventura que esos artículos para el hogar que podemos compartir con ellos y que mejoran el rendimiento de nuestras labores.
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