Es un verdadero pecado de lesa coquetería que por creernos muy modernas y por simplificar el trámite a la hora de vestirnos (y también para evitar el lavado de prendas que requieren mayor tiempo de secado) hayamos ido dejando de lado, insensiblemente, los beneficios estéticos y favorables a la salud de fajas, corsés y cinturetes que, afortunadamente, todavía se consiguen en tradicionales casas del ramo. Este tipo de ropaje íntimo no sólo pone en su lugar y resalta los atributos femeninos, sino que además otorga confort, seguridad y ayuda a mantener correctas posturas. Tanto en invierno como en verano, primavera y otoño, según detalla la revista Maribel de octubre de 1945, cada dama, de acuerdo con su peso y la disposición de sus curvas, ha de encontrar –del mismo modo que lo hace con los corpiños– la faja soñada. Indiscutiblemente, con portaligas incluido, porque, como es bien sabido, la mujer elegante de los pies a la cabeza no deja de ponerse medias en ninguna estación del año, y sólo desnuda sus piernas al concurrir a la playa o al practicar algún deporte apropiado a su femineidad (en cuyo caso cambiará las finas medias de seda o nylon por blancos zoquetes).

Veamos, entonces, qué nos ofrecían, por ejemplo, las corseterías Venus en la época de oro de estas prendas modeladoras antes de iniciar nuestra propia peregrinación en su busca. El corselette, modelo 6912, “ideal para el buen vestir, reduce el talle y por supuesto realza la silueta”. Se fabrica en diversos materiales: el más económico es de coutil liso; le sigue en orden ascendente (de calidad y precio) el de batista lisa de raso de rayón; y el más caro pero también el más bonito y coqueto, en batista floreada de raso de rayón extra superior. Este corselette toma desde la cintura hasta el comienzo de las nalgas, sin entrepierna, y se combina muy bien con el modelo 13032 de sostén, con “perfecto separador que realza el busto y lo separa proporcionando una belleza sin igual”. En poplín de clase extra.

Por otra parte, tenemos el modelo 1002 de fajita en forma de malla, creación de corsetería Venus que se adapta como un guante, impidiendo todo desplazamiento (de la prenda, no de la usuaria). La fajita viene cerrada en la entrepierna, adoptando la forma de una culotte o un short, en coutil inglés, con o sin botones, y su alto es de 45 centímetros. Hace perfecto pendant con el corpiño de la Línea Escultural, modelo 10001, “con círculos anatómicos internos para dar forma juvenil, realizado en fina batista”.

Con o sin faja, se vuelve indispensable el uso del cinturette para entallar al máximo la cintura, una prenda que también ofrece Casa Gades, donde asimismo se consiguen fajas de raso de seda elastificada, terminadas a mano, con forma a medida, y el famoso mentonier –otro objeto digno de ser recuperado– hecho en goma, que reduce la papada. Basta de liposucciones, pues, y tornemos a los sencillos y sanos métodos naturales, ideales para las superestrellas de buen diente como Mirtha Legrand y Susana Giménez, tan afectas a vestirse de flacas y a usar el blanco y el rosa que, como todas sabemos, son los colores del glamour.