La palabrita fue escuchada esta semana de boca del movilero de un programa radial (Perros de la calle, radio La Metro) en medio de una frase que lo revelaba en toda su plenitud de ser digno, respetuoso de l@s demás y a quien cualquiera de nosotras querría de amigo. Encontrábase el susodicho reportando desde Palermo, tema: las muchachas que tomaban sol sobre el césped. Luego de lograr que una potencial entrevistada a quien identificó como “tetas grandes y culo bueno” huyera –no sin putearlo–, el profesional de la radio pasó a hablar con “buen culo”, una chica que no tardó en quejarse por el bautismo que le tocaba en suerte. Al movilero no le cerraba que alguien capaz de usar bikini para tomar sol se quejara de eso. Ella se mantuvo en sus siete: andar de bikini no equivalía a ponerse un cartel de mírenme la cola. Brillante intervención de él: “Y si no querés que te miren, ¿por qué no tomás sol en tu terraza?”. Tal vez no llegues a comprenderlo, Cayetano, darling, movilero astuto de nuestras mañanas radiales, pero hay algo que se llama “animalada”, y que con razonamientos idénticos justifica hechos de violencia y humillación injustificables. La diferencia entre lo que dijiste y el archiconocido discurso legitimador de violaciones y acosos (“si no quería que la pasara nada, no se hubiera puesto esa ropa/ movido así/ etc.”) es, apenas, una cuestión de grado. Claro que, en una de ésas, tampoco es tu culpa; nadie en el estudio se dio cuenta de lo que acababas de decir.