Es el que dieron los canales de aire a raíz de los incidentes del viernes pasado frente a la Legislatura. Hubo momentos de gran confusión entre las y los televidentes: no se distinguía si se trataba de una falla eléctrica, un problema del aparato, o era el relato coral del conservadurismo que acudió a todas sus herramientas para dar un paso más sobre el soñado aunque rudimentario esquema de orden y progreso. Durante más de dos horas la sintonía televisiva se tiñó de un discurso monocorde que explicó cómo una “manada” se movía para “rodear el edificio”. Una especie de amalgama sexuada de bárbaros, piqueteros, vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales, manifestantes varios y travestis –siempre en masculino– que se unen en dulce montón, se mueven como animales –o “manada”– y encima “dan para todo”. No piense en una fiesta.