La televisión solía preferirla sufrida por mujercitas frágiles que perdían la cabeza por un muchacho viril y dominante, hasta que apareció Resistiré y empezó a trastornar ese concepto coríntelladesco con una galería de personajes femeninos avasallantes, encarnados por actrices ídem en la mayoría de los casos. Alejadas de la victimización y la subordinación ciega, decididas a más no poder a llegar a sus objetivos (inclusive llevando a la exacerbación a algunos clásicos, como Rosario-Romina Ricci), cargando con vidas conflictivas y personalidades diversas, manteniendo francamente relaciones poco convencionales (para la moral televisiva, no tanto para la vida extra-tv) con los hombres, las mujeres de Resistiré vienen demostrando que la pasión de ellas bien puede ser algo propio y darles fortaleza, antes que debilidad. Afectará el ánimo hasta desordenarlo en su perturbación, puede mezclarse con la ambición, con el placer o con los negocios, puede dar resultados más o menos favorables o inesperados, pero en todo caso puede ser vivida a conciencia y voluntad (no hace falta que ellos intervengan, ellas pueden gozarla/padecerla por sí mismas). Quedarán pocos días para verlas, pero no por eso deja de ser apasionante que ellas hayan estado allí este año. Las vamos a extrañar, verlas en Resistiré también fue una pasión.