MONDO FISHON
La teta y el lío
Vayan sabiendo que en los albores del siglo XXI la lucha simbólica, car@s lector@s nuestr@s, no es lo que era, sino una cosa mucho más moderna, que no por menos elegante que una erudita invectiva sobre los males del capitalismo neoliberal y las ansias infinitas de poder deja de tener su efectividad. Como se habrán enterado a principios de esta semana, un pedacito de cuerpo al aire tira más que una canción más o menos mal cantada, o por lo menos eso pasa cuando a Janet Jackson se le “escapa” un turgente y orgulloso pecho con pezón conveniente y pudorosamente cubierto por una estrellita de metal en plena transmisión del encuentro deportivo con más rating de la televisión norteamericana (pero no os preocupéis por la despechada –perdón por el chiste fácil– moral, tan brutalmente ofendida, la Comisión Federal de Comunicaciones norteamericana prometió investigar hasta las últimas consecuencias si se trató de algo preparado o fue sólo un accidente de desafortunadas consecuencias para el espíritu del público). Se santiguaron ante la osadía hereje capaz de quebrantar el horario familiar y puritano estadounidense el mismo Justin Timberlake (cuya manito oportuna destapó media delantera de Janet en el preciso momento en que farfullaba “quiero verte desnuda”), la cadena CBS (que transmitió el evento mancillado), y hasta la gente de MTV (que se corrió a un costado porque lo que terminó pasando fue “contrario a las garantías que teníamos sobre el contenido de la actuación”). El público jugó a ofenderse, y el señor titular de la CFC, Michael Powell, a sentirse obligado a declarar: “Esa fiesta fue empañada por un truco grosero y deplorable. Los niños, padres y ciudadanos de nuestro país merecen algo mejor”. Pero Janet –al menos hasta el cierre de este suplemento– no dijo ni mu, ni esta boca es mía y tampoco reivindicó la libertad de ventilarse cuanto quiera. Janet, simplemente, se sentó a espiar el escándalo y ver cómo todos los ejecutivos se matan por desligarse de algo que, según parece, fue solamente una (astuta) idea de ella. Lo cual nos lleva a unas pequeñas, sencillas, humildes preguntitas: ¿será una forma de protesta contra la familia norteamericana por las (enormes) sospechas de paidofilia que se ciernen sobre su hermanito Michael?, ¿será una económica manera de recuperar la fama perdida a manos (es un decir) de la juventud de Britney Spears y sus “confusiones”? ¿O será, simplemente, el adelanto de la moda que se viene para la próxima temporada? Porque, la verdad, si es que se trata de esto, no queremos ni pensar lo que nos va a costar conseguir ropa para el próximo invierno...