MONDO FISHON
Un límite a la derecha, por favor
O a la izquierda, no se vayan a confundir que esto no es una cuestión de geografía política tradicional. Es, sencillamente, un pedido angustiado de quien asiste como testigo impotente a la caída de la víctima en las garras de los depredadores y, desde el palco, sólo puede pedir, por favor, un médico ahí; quiero decir, un límite. Es sabido que los muchachos, últimamente, se encuentran un poco desorientados, con la masculinidad –así como se la conocía antaño– algo magullada, como si estuvieran en busca de una brújula que les indique hacia dónde conducir esos rasgos de género que tan alto los habían puesto en la pirámide social. Tal vez la revista Hombres sea un intento por reagrupar las fuerzas dispersas, un lugar seguro en el que soltar las risotadas, los codazos, los chistes obvios y esas cosas –es lógico, nosotras también necesitamos del ghetto— que a ellos les gustan. ¿Pero no podrían contenerse un poco, aunque sea pour la galerie? ¿Es necesario poner en la tapa de esa publicación a una adolescente de 16, atada con cadenas –aunque sean de utilería– y con cara de estar a punto de morder alguna cosa? Y todo para hacerle un sesudo reportaje en el que las preguntas se suceden una a otra sin cambiar de tema: “¿Cuánto te importa el sexo?” “¿En qué momento descubriste el sexo?” “¿A los trece?” “¿Cuántos pasaron desde entonces?” “OK, decime entonces si sos poco o muy experimentada”. Por suerte la niña en cuestión tiene inteligencia suficiente como para negarse a contestar pavadas e intimidades, aunque no es menos evidente que tiende a creer que ser sexy es lo que debe para que le sigan haciendo reportajes. ¿Que nos estamos convirtiendo en puritanas? Puede ser, ¿pero no podrían esperar a que la niña cumpla la mayoría de edad? ¿No debería ser, incluso, necesario? ¿Se imaginan cuánto dinero se ahorraría en cirugías, botox, lipoaspiraciones, liftings y demás yerbas si la exposición del cuerpo comenzara sólo un poco después?