MONDO FISHON
› Por Victoria Lescano
Gafas, lunettes o armaduras para exaltar la idea de ir de incógnito, el actual estilismo en gafas rescata los modelos de aviadores que en contextos bélicos popularizaron Eisenhower y Mac Arthur, y en la escena del rock devinieron piezas de culto en las portadas de Lou Reed y Bob Dylan.
Los Rayban, genéricos de esa tendencia, surgieron de una alianza de la Fuerza Aérea Norteamericana y la óptica Bausch & Lomb para atenuar la ceguera que el fulgor de algunas nubes provocaban en los pilotos.
Fuera de los dictados utilitarios, la extravagancia en gafas admite tanto la colección de marcos color naranja o lima de James Brown, las de marco blanco op art que solían lucir Marianne Faithful, Grace Nelly o Liz Taylor y, desde el flanco del jazz, los marcos de bambú que popularizó Chet Baker o las gafas a tono de los trajes que impuso Miles Davis.
Las publicaciones para adolescentes inglesas de los años ’60 difundieron versiones de marco de metal que solían usar Donovan Leitch o los músicos de The Byrds, y de los que en sus rescates nostálgicos vendía la tienda Granny Takes a Trip, mientras que, en Buenos Aires, Sandro usó gafas metalizadas con cristales verde botella mientras paseaba con autos deportivos y cantaba en “Sábados Circulares” con atuendos de alpaca y camisas con jabot.
Las divas del cine de los ’30 y los ’40 fueron las verdaderas responsables de trasladar los debates sobre anteojos de sol y sus características científicas a la prensa. “Para lucir sana, una chica no sólo debe elegir sus gafas en función a la forma de su cara; también debe llevar diferentes modelos según sus trajes para deportes y algún par con marcas especiales para sus vestidos de noche. El furor de los anteojos de sol en tonos coloridos del verano pasado continúa, si bien cada año se venden miles de anteojos ahumados para la playa y los deportes, el nuevo desafío pasa por crear nuevas tintas y modelos”, advertía en 1945 la publicación Science Montly.
Aquí y ahora, entre los destacados del circuito local, donde las boutiques dedicadas a gafas lucen cada vez más exquisitas, para el verano ’07, Infinit –una firma pionera en esa modalidad– propone las gafas armadura Nuestra Venezia, cuya ficha técnica indica: “Un armazón ultraliviano compuesto por una lente de policarbonato de innovador diseño bi-esférico de una sola pieza, sujetada por las patillas hipoalergénicas a través de un sólido herraje que garantiza un óptimo calce”. Vuelve a rescatar el “estilo máscara” predominante en los años ’90, pero esta vez bajo un contorno rectangular de imponente tamaño que envuelve el rostro. Al color negro se suman el tono marfil y visón, combinados con lentes grises y marrones en versiones uniforme o degradé.
Del lado de los básicos, Vitamina sumó a sus desarrollos en indumentaria femenina cuatro modelos de anteojos: en metal, símil carey, fibra plástica y cristal orgánico, y colores peltre, plata, negro, marrón, verde y gris.
Por opciones de autor y a medida, y caprichos para emular a divas de todos los tiempos y que exceden los dictados de tendencias, dirigirse a la experta en gafas con diseño Carla Di Si, con una pequeña tienda en Palermo.
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