La cita es en el Audilounge, el piso de altos de la mítica whiskería Rond Point, y la coartada la presentación de Poetic Night, reciente colección de joyas y accesorios de la empresa de cristales tallados Daniel Swarovski, que suma vanguardia tanto a las miniaturas kitsch (a los perros o cisnes dedicados a coleccionistas de coffee tables) como a los cristales para joyerías y múltiples alianzas con la industria de la moda.

Las modelos que lucían las joyas temporada 2006 pasaron con excesiva puntualidad; de ahí que al arribo de la cronista los anaqueles lucieran vacíos a excepción de los que contenían miniaturas de preciosos automóviles Audi. Y en un gesto de seguridad digno del film de trama robo de joyas Para atrapar al ladrón, vi las novedades del catálogo en un escondite del salón, todas catalogadas en sobres de antílope negro.

Los contenidos de esos sobres catálogo remiten a piezas con imaginería surrealista y rescate de forma del art nouveau que contemplan el mundo de los insectos, una libélula o un escorpión que cuelgan de cadenas con varios hilos, borlas de perlas y cristal, brazaletes, sautoirs, carteras y sobrecitos con fulgores elaborados que, en ocasiones, se remixan con los efectos de piel de cordero o del cocodrilo.

Hay recursos opulentos, como una modalidad de cristal llamada caviar. Reinterpretados con un lenguaje de joyería accesible, un pedazo de insecto puede devenir broche para la campera o un anillo. En el lounge mirador, los canapés de espinaca y las copas de champagne van y vienen en bandejas, mientras que entre los invitados –engalanados al estilo cocktail– también circula una publicación especializada en el mundo joyas y relojes (se trata de Sensation, revista de factura local hacia Latinoamérica y de cuidada edición).

En sus páginas, a modo de ejercicios de estilismo y fotografía sobre el lujo, vale destacar la labor del dúo Gabriela y Marcelo Setton, que admite un perro de utilería en cuero blanco rescatado de los anaqueles de juegos de su hija y que –en diversas tomas– modela anillos Cabouchon Bulgari, llaveros de plata con corazón de Tiffany en una patita o una pulsera de dijes pulidos de Simonetta Orsini a modo de gargantilla, un prendedor de plata de Hermés y hasta un anillo Lalique en el rabo. Y en un caso de lujo extremo, un par de zapatos Vuitton, más precisamente las pumps Concord en satén con strass, se exhiben junto a una escultura de luchadores en bronce, un anillo de diamantes Van Cleef con las citas a la naturaleza y el chic extremo en joyas que en la historia del cine brillaron en manos y cuellos de Grace Kelly y Lana Turner.