EL MEGáFONO
› Por Marta Antúnez *
Por qué pica ahora con tanta insistencia la pelota de la prostitución? El más masculino de los ámbitos sociales y culturales, el deporte, el heredado del espíritu olímpico, el de los valores masculinos, el que premia al más fuerte, al ganador por su virilidad y capacidad de lucha, el deporte como herramienta que aleja de los males sociales, de la droga y del mal camino puso en el tapete uno de los puntos más candentes en la lucha de las mujeres: la prostitución y la trata de personas... vaya contradicciones.
Entre campañas y descampañas, apoyos y oídos sordos, la prostitución cobró visibilidad en el mundial del deporte más poderoso y más masculino del mundo, el organizado por la entidad que tiene más países afiliados que la misma ONU, la FIFA. Y esto no es casualidad. Se alzaron voces, más fuertes ante este evento monstruo motorizado, y ya en estos tiempos con un engranaje muy aceitado, por organizaciones poderosas, con millones de monedas en juego, con millones de minutos en los medios y con todo un sistema que lo sostiene: periodismo especializado, delegados y dirigentes deportivos, federaciones, representantes gubernamentales, representantes comerciales, turistas, reglamentos oficiales, sponsors y más.
Sin embargo el deporte no es un mundial que dura un mes en un solo lugar del planeta, la organización deportiva se mueve todo el ciclo olímpico que dura cuatro largos años, durante ese tiempo las organizaciones deportivas se reúnen, viajan, se encuentran, trabajan sobre resoluciones, reglamentos, estrategias comerciales y organizativas hasta llegar a los mega eventos que son los mundiales de cualquier deporte y a los Juegos Olímpicos, la máxima expresión deportiva. Durante este tiempo se consume prostitución, las ofertas sexuales son parte de los encuentros y en defensa del deporte debemos agregar que no sólo de estos encuentros, sino como dice el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, queda evidenciado en el deporte, no en las reuniones mundiales de médicos, de ingenieros y de pacifistas (quienes tampoco están exentos del consumo de prostitución, por supuesto) y agrego, justamente en el deporte, porque es el ámbito más patriarcal y machista que sobrevive en el mundo, y el fútbol especialmente. Durante esos cuatro años, mientras la mayoría del público no tiene noticias de realizaciones de grandes eventos no se alzan voces contra la prostitución en derredor del deporte, el deporte no se asocia a la trata, ni al comercio de personas, ni a la explotación de trabajadores para sostener el próximo mundial.
Y si el tema de la trata de personas queda expuesto con esa crudeza es porque el deporte genera el cuarto comercio legal mundial y aquí es donde las mujeres otra vez quedan afuera, o mejor dicho, adentro pero como explotadas, son incluidas en el deporte como consumo de los varones.
¿O acaso la famosa frase “el deporte femenino no vende” no puede interpretarse como que se apoya el deporte de varones porque es donde más dinero se genera?, incluso a costa de mujeres, de mujeres pobres que son la moneda de cambio de placer de los varones que consumen deporte, sinónimo de pasión, fortaleza, y de triunfadores en la cancha y en la vida.
Y mientras el deporte en todas sus expresiones siga siendo liderado por varones dueños del deporte, la cultura y las grandes reuniones de ”hombres” y desde allí se dirija el destino del deporte por este patriarcado, las mujeres seguiremos siendo consumidoras de las migas, de segunda, invisibles y consumidas sin ser parte del maravilloso mundo del deporte; ni el Mundial ni el deporte tienen la culpa.
* Representante del Area Mujer de la Secretaría de Deporte de la Nación
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