URBANIDADES
Un marinerito me tiró un calzón
El día de la amiga (y del amigo, valga la repetición) abunda en reuniones variopintas que tienen la ventaja –en muchos casos– de otorgar autómatica excusa para reunirse con las congéneres en intimidad y hacer alguna cosa "loca". Así fue como se llenaron en la noche del martes restaurantes, pubs, after office y ¡locales de streapers! Y es aquí donde se hace necesaria una observación, con el único fin de incrementar el efecto estimulante que se supone deben generar este tipo de espectáculos en las mujeres. No es porque hayamos ido, de ninguna manera, es porque nos contaron que en estos locales exclusivos para féminas –los mixtos, ya se sabe, dedican sus exhibiciones a la otra mitad del mundo y tienen derecho a vestir como más les guste– los muchachos insisten en vestir uniformes de lo que sea, momentos previos a usar su cosa cual mástil de bandera y revolear el último trapo de gasa a la chillona platea. Pues bien, es hora de que sepan, señores desnudistas, que la fantasía del uniforme no nos pertenece. Que si las chicas gritan es porque al fin se lo quitan y no porque tengamos ninguna gana de doblegar ese estereotipo masculino nacido en la comunidad gay que muy buenas razones tendrán para divertirse con los tipos rudos que, se supone, componen ejércitos, armadas, cuarteles de bomberos y obras en construcción. Ellos sabrán de las virtudes de esas comunidades exclusivas que tan bien conservan la apariencia cuarteles para afuera. Pero a nosotras, chicos, es obligación decirlo, nos cuesta creer en las promesas de esos calzones voladores y esos músculos cultivados con esmero. ¿Para cuándo un señor menos escultural pero más heterosexual?, ¿eh? Porque ya que estamos entre chicas dispuestas a ver chicos, bueno sería que nos busquen objetos acordes a los deseos de la consumidora. A fingir hemos aprendido, es verdad, cualquiera lo puede decir, pero llegará el día en que la puesta en escena nos agote y ante la salida del marinerito en lugar de gritos haya un coro desolado que sólo pueda decir: ¡andá!