VISTO Y LEíDO
› Por Liliana Viola
Anatomía de la noche
Claudia López
Alción Editora
135 páginas
$ 18
Ante la poesía –puede ser un libro de poemas, poeta que se apresta a recitar, el mero indicio de que un poema irrumpirá–, la primera reacción es una contracción muscular. Recelo y reservas ante una lengua tan próxima a la materna pero incapaz de ser intercambiada por sinónimos u otro tipo de explicaciones; miedo al ridículo en el que podrían caerse para siempre los poetas y sus escuchas, los glosadores y los críticos, los que leen las críticas y, tras ellos, el mundo entero. Pero puede haber otra reacción también involuntaria: la atención absoluta, respiración suspendida frente a un texto que dice lo impensado, lo que había que decir. “Si Dios existe / el juicio final / será sin juicio.” Y esto último es lo que puede ocurrirles a quienes se dispongan a leer esta Anatomía de la noche de Claudia López. Una disección en capítulos –Atardeceres, Insomnios, Nocturnas, Hospitales, Lunario y Travesías– para entrever fragmentariamente qué tiene adentro la parte más oscura, “esta zona blindada / a las certezas derrochadas / en los intercambios falaces / del día”. Una mujer que salva un beso adentro de una cajita de terciopelo, Edith Piaf que le canta a “la nuca de la noche”, la ironía de Sor Juana, las mentiras de las vírgenes descubiertas –“hay vejez / o demasiadas palabras / o trucos que perdieron hace tiempo la magia / inmóvil de cera / pálida enferma / amalgamada en el sudario de la culpa / finge / la virgen / la visita del ángel”–, las abandonadas y las guerreras. Al parecer, y tal vez por esa capacidad para el insomnio y las vueltas que se le atribuyen al género femenino, este libro está marcado por mujeres despiertas: desde la hija que ingresa a la adolescencia –“se desmorona en el atardecer del mundo / como una acróbata del desastre / ajena al agotado lenguaje de la virtud / escucha en silencio palabras inaudibles / para los guardianes de su porvenir– hasta la madre sabia en la ausencia, “que pudo haber dado la vuelta al mundo / pero quiso ser la línea del lápiz”.
En fin: Anatomía de la noche, que se presenta el martes próximo a las 20 en el Bar Tuñón, es un libro de poemas donde la vida nocturna tiene una clara connotación femenina, tanto en la mirada que mece como en la que mira. Los hombres, aunque se vayan, no faltan: “La última vez él / se puso la camisa de fuerza / congeló sus márgenes / para que no hubiera reclamos territoriales / y puso un cuidado excesivo / (si se lo considera en perspectiva) / en no olvidarse los cigarrillos”.
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