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La esposa infeliz
› Por Sandra Russo
–¿Hernán cómo anda?
–¿Hernán?
–Tu marido, tarada.
–¡Ah, Hernán! Bien. Anda bien.
–¿Y ustedes?
–¿Nosotros qué?
–Que cómo andan Hernán y vos.
–Ah, bien. Andamos bien. Bah, mucho mejor.
–¿Andaban mal?
–No, mal no, qué sé yo, ¿quién anda bien?
–No, claro, con todo lo que pasa...
–Mucho no nos vemos últimamente. El sale temprano y yo llego tarde.
–Claro.
–Esta semana, por ejemplo... lo vi despierto una vez y dormido tres veces. Eso fue todo. A ver, esperá que cuento de nuevo... Sí, despierto una vez y dormido tres veces.
–¿Y los fines de semana?
–El hace la suya y yo la mía.
–¿El qué hace?
–No sé. Creo que va a jugar al fútbol, o al bowling, o algo así.
–¿Y vos?
–Yo estoy yendo mucho al cine.
–¿Y juntos no hacen nada?
–... ¿Sabés que no?
–Bueno, alguna cosita juntos harán de vez en cuando...
–... ¿Sabés que no?
–¿Ninguna porquería aunque sea una vez por semana?
–... ¿Sabés que no?
–¿Alguna vez por mes?
–... ¿Sabés que no?
–Bueno, son épocas.
–¿Querés que te diga una cosa?
–¿Qué?
–Con Hernán ando como el culo.