ARQUETIPAS
El sueño
› Por Sandra Russo
–Anoche soñé con vos.
–¿Qué soñaste?
–Que estábamos en una pizzería y vos empezabas a meterte el dedo en la nariz y a mí me daba vergüenza estar sentada en tu misma mesa.
–¡Qué sueño de mierda!
–Sí. Era una pesadilla. Después empezabas a eructar como un hincha de Boca, era asqueroso.
–¡Qué asqueroso!
–Por eso te digo. Todo el mundo nos miraba, bah, te miraban a vos, pero como yo estaba sentada al lado tuyo, también me miraban a mí, y yo me quería hacer humo, qué bochorno lo que hacías...
–¿Hacía algo más?
–¡De todo! Con decirte que terminabas meando en público... ¡Y te aplaudían!
–¿En serio?
–Te encantaba que te aplaudieran. Estabas chocha.
–Chocha, qué palabra estúpida. La decía mi tía Neca.
–Y lo peor es que yo pasaba un calor bárbaro porque era amiga tuya, y resulta que después terminabas siendo la reina de la pizzería, causabas sensación...
–¿Y entonces?
–Y entonces yo quería que todo el mundo supiera que yo era amiga tuya. Pero a mí nadie me miraba. Ni vos.
–¿Yo tampoco?
–¡No! Eras como una estrella de Chicago y Moulin Rouge juntas, una diosa despampanante que se tiraba pedos.
–¡Ay, qué grosera!
–Y no me dabas bola. Yo te hablaba y no me contestabas.
–¿Viste? Tomá.
–¿Tomá qué?
–Por jodida.
–¿Jodida yo?