TALK SHOW
Visiones
› Por Moira Soto
La pregunta que formula desde el título Javier Daulte –ese ilusionista–, ¿Estás ahí?, podría –nada es seguro ni definitivo tratándose de este artista– tener varios destinatarios, entre los cuales estaría el/la espectador/a que asiste entre el azoramiento y la diversión, entre vacilación y angustia a esta nueva y sorprendente pieza del fecundo autor de Criminal, Casinos, Gore y Bésame mucho. Ante una obra escrita con tanta libertad, una fantasía se diría en el terreno musical, una fantasy en literatura, que juega de continuo con la incertidumbre y la ambigüedad, y se mantiene en esa tesitura hasta el final, una se siente impulsada a intentar un posible acceso. Por ejemplo, aceptarla abiertamente dentro del género fantástico, ese dominio tan movilizador por su ruptura con el mundo que llamamos real. Porque, al cabo, ésta es una pieza protagonizada por un mago (animador de fiestas) que usa una pizarra mágica y se muda a un departamento habitado por una criatura (que no vemos y a la que tampoco se describe, pero está ahí y actúa) de origen desconocido, y más tarde el sitio es visitado por un fantasma que a su vez se desdobla en otra persona, o se convierte en su incubo. También se podría hablar de fantasmagoría, ese arte de hacer ver los fantasmas por medio de una ilusión óptica, sobre todo si consideramos que Ana estaba por recibirse de oftalmóloga y después ella misma se convierte en una visión (una aparición, un espectro, ¿un espejismo?, sin duda un alma en pena). Aunque el pobre Fran no la ve, no la siente porque tiene la vista a la miseria, se lo dijo el oculista. Pero si la enfoca con empeño y ella se queda quieta, puede llegar a verla, y hasta a entender lo que dice si la chica, su fantasma, lo que sea, modula exageradamente las palabras. Por poco tiempo alcanza a mirarla, porque afirma: “Los ojos me están matando”. Ana, a esta altura, se consuela: “No es que no me quiera mirar, es que no me ve”.
Javier Daulte, un visionario, claro, al producir este desgarro en un universo casi hiperrealista –ese departamento con las paredes descascaradas por la humedad, las puertas con huellas de incontables manos– donde un hombre, Fran, habla por teléfono con el lenguaje más coloquial, subvierte la –relativa– comodidad de las sillas de la Sala Orestes Caviglia. Nos descoloca al presentar un misterio y no dar explicación racional (en las notas previas, el dramaturgo se cuidó muy bien de aportar claves para interpretar la pieza). En algún punto, ¿Estás ahí?, llevándonos a suspender la incredulidad frente a lo inadmisible, lo imposible en la normalidad cotidiana, pone en cuestión el propio teatro en su funcionamiento, en sus convenciones, en sus capas superpuestas. Y despierta, más allá de la risa aliviadora que provocan ciertas situaciones y las colosales actuaciones de Héctor Díaz y Gloria Carrá, nuestros miedos y (quizás) remordimientos. Porque es difícil no reconocerse en algún rasgo, alguna arista de los personajes, de los que se ven, de los que no se ven pero se perciben (Claudia, la madre de Fran, con la que él sólo habla por teléfono y es como si la conociéramos de toda la vida...).
Además de proponer una continua oscilación entre lo cotidiano y lo insólito, de la pieza se desprende un melancólico perfume de escepticismo con respecto a la efectivización del amor de la pareja en simultáneo, a la dificultad de encontrar un mismo lenguaje, comprender y ser comprendido/a. Difícil para Fran, ese hombre común a quien Daulte le pone la Fanfarria de Aaron Copland en la escena del ensayo del número de las cucharas, en la clamorosa versión de Emerson, Lake & Palmer. Y que al final conforta con Ben E. King y su Stand by me (“Cuando la noche llega/ y la tierra está oscura/ y la luna es la única luz/ que podemos ver,/ no voy a tener miedo/ mientras estés a mi lado”).
¿Estás ahí? Sala Orestes Caviglia del Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815, jueves a sábados a las 21.30, domingos a las 21. A $ 5 los jueves, a $ 8 viernes a domingo. 4815-8883/6.