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› Por Moira Soto
La dama que sabía cuándo debía partir de este mundo en Tomates verdes fritos, según apuntaba la criada negra en ese exitoso film, subió a recibir su bien ganado Globo de Oro hace casi dos semanas, aplastando así las ilusiones de cuatro amas de casa desesperadas que desde su mesa derrochaban mimos y sonrisas entre ellas acaso demasiado confiadas en que el premio les correspondía. Pero no: se lo dieron a una actriz excelente, famosa por su bajo perfil aunque ya ha recibido unos cuantos galardones, sobre todo en teatro.
El año pasado, Mary-Louise Parker recibió un Globo de Oro por su labor en la miniserie Angels in America. No era, por cierto, la primera vez que ella se comprometía con una temática vinculada al sida: Parker estuvo en la primera película cinematográfica, Juntos para siempre (Longtime Companion, 1990, de Norman René), que habló francamente de esa enfermedad, y unos años después, en 1995, coprotagonizó –junto a Drew Barrymore y Whooppi Goldberg– Sólo ellas (Boys on the Side), sobre un inspirado guión de Don Ross, donde encarnaba a Robin, una enferma de sida en la última etapa, de la que se enamoraba (y se hacía cargo) la extrovertida Jane (Goldberg).
En 2005, Mary-Louise (1964, Carolina del Sur), con ese aire engañosamente dulce y recatado que le conocemos, debajo del cual hay siempre varias napas que se insinúan sutilmente, encabezó el elenco de Weeds, actualmente en cartel por Movie City, en el rol de un ama de casa de una localidad de California, Agrestic, con dos hijos de 10 y 15 años, cuyo marido se acaba de morir de golpe, dejándole una casa y algunas deudas. Nancy Botwin, sin profesión y sin antecedentes, debe buscar urgentemente una salida laboral redituable. Así es como se convierte en intermediaria de una dealer negra de mano dura y empieza a proveer al barrio de marihuana.
Mary-Louise Parker subió al escenario a los sones de la lapidaria canción que acompaña los títulos de Weeds –sobre un mapa que se va llenando de viviendas y personas seriadas– que cuenta que “hay pequeñas cajas/ en la pequeña ladera./ Cajas de cartón barato,/ todas iguales./ Hay una verde y una rosa/ y una azul y una amarilla./ Y la gente de esas casas,/ fueron todos a la universidad/ donde los pusieron en cajas/ y salieron todos iguales./ Hay médicos y hay abogados/ y ejecutivos todos hechos/ de material barato/ y todos iguales...”. Un tema a la altura de una serie tan ferozmente desencantada como la que creó y escribe Jenji Kohan.
Por suerte, le tocó entregar el Globo al punzante Chris Rock, un moreno con letra propia, que después de zamparle al auditorio un “sólo tienen que ser amables con los negros por dos horas más”, presentó a las candidatas: a las Desperate Housewives como “madres que tienen amoríos, toman pastillas, matan gente”, y a la de Weeds como “madre de clase media que vende marihuana... Qué quiere, esto es Estados Unidos ¿no?”. Podría jurarse que el corazón de Chris Rock estaba del lado de Parker, aunque añadió con tono socarrón: “Hay que sentir pena por Mary-Louise Parker porque Housewives es uno de los programas más vistos mientras que a Weeds sólo lo miran unos pocos curiosos” (Snoop Doggy Dog, dijo, jugando con el nombre del rapero drogueta). Y no pudo ocultar su alegría al abrir el sobre y anunciar a la ganadora: “La traficante de marihuana Mary-Louise Parker”. La actriz, de sobrio vestido negro corto, elogió el humor de Rock y agradeció muy afectuosamente al equipo, dijo que querría besuquearse con todos (make-out), pero la traducción exageró y en el subtítulo se leyó “acostarse”.
Nancy Botwin no es nada tonta pero carece de espíritu empresarial, está desorientada y nadie –entre la gente que la rodea– se la hace fácil. Ella querría dedicarse a otra cosa –incluso intenta hacer repostería especial con fines médicos (en California se legalizó en 1997 esta aplicación de la marihuana)– pero ya está metida hasta el cuadril en esa maraña de clientes ansiosos, una dealer que retiene su auto y su anillito de diamantes hasta que llegue el dinero, el cuñado mal bicho invasor, un contador fumado tiempo completo chantún y falluto, una empleada doméstica que atrapa el dinero en cuanto ingresa a la casa, una amiga cínica (espléndida Elizabeth Perkins), madre desamorada engañada por marido pusilánime con china entrenadora de tenis... Con la soga al cuello casi todo el tiempo, pasándole el sobre con maría al maestro de karate en el colegio que le habla de los adelantos de su hijo menor mientras le desliza la paga, las cosas pintan sombrías para Nancy, y nada hace sospechar que han de mejorar. Todo lo contrario. Quedan seis capítulos para comprobarlo.
Weeds va los domingos a las 21.40 por Movie City, y repite los jueves a la misma hora.
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