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Viernes, 3 de octubre de 2003

TALK SHOW

Sublime obsession

 Por Moira Soto

De los cineastas de su generación, Francois Truffaut quedó un poco como el tipo sensible, pudoroso, romántico, incluso dulce, que amaba a las mujeres, y más todavía a las actrices (especialmente a las que fueron sus novias, al parecer casi todas: se dice que la única que se le sustrajo fue Isabelle Adjani, que le debe el mejor papel, la mejor actuación de su vida: La historia de Adela H, 1975). Y es cierto que el hombre menudo y afable que prefería el cine a la vida, que detestaba el deporte y adoraba escribir cartas a mano, era todo aquello. Entre otras cosas, claro. Además, en un gremio de misóginos solapados o sin rodeos, él no sólo les ofrecía a las mujeres los más bellos roles (Antoine Doinel es un capítulo –o varios– aparte) sino que formulaba conceptos tan halagüeños como: “Ser hombre me parece banal, lo extraordinario es ser mujer. Considero a las mujeres más fuertes que los hombres, más armoniosas y coherentes: en las historias de amor, ellas son más precisas, ellos más confusos”...
Si bien en Piel dulce (1964), La novia vestía de negro (1967) o La mujer de la próxima puerta (1986), ellas matan por despecho, venganza o pasión invivible (por no hablar de las diabluras de Una chica linda como yo (1972)), acaso porque a Truffaut no le gustaba filmar la violencia física explícita, pasó a un segundo plano la absoluta, brutal, radical violencia de los sentimientos amorosos en buena parte de la obra de este director malquerido por su madre (tragedia de su infancia que sublimó en su primer largo, Los 400 golpes, 1959). En La novia..., Moreau enviudaba el mismo día de su boda y se consideraba ya muerta (“morí con Daniel, me uniré a él”); en La historia..., Adjani –que hace a la hija de Victor Hugo, loca de amor por un teniente que no le da ni la hora– se presenta como de padre desconocido, practicante de la religión del amor y vive su pasión unilateral hasta las últimas consecuencias; y sin olvidar a los obsesos por una sola mujer (Jean-Paul Belmondo en La sirena del Mississsippi, 1969, o por todas: Chales Denner en El amante del amor, 1976) en La mujer..., film-pasión según su propio hacedor, Ardant cumplía inapelablemente la consigna “Ni contigo ni sin ti”. Y sería injusto no mencionar en este rubro a la extrañísima, maldita, genuinamente osada La chambre verte (1978, sólo vista aquí en ciclos de la Lugones), otra de fidelidad a los muertos, en este caso de un viudo (encarnado por el propio Francois T) que mantiene una capilla-museo ardiente permanente consagrada a mantener viva la memoria de su difunta esposa, hasta que la muerte de él –quizá– los reúne.
Aunque no se trata de un ciclo completo de Antoine Doinel, el personaje alter ego de FT, encarnado por su doble Jean-Pierre Léaud –faltarían, ay, Los 400 golpes y La hora del amor (1968)– es para celebrar, ver y grabar la programación que ofrecerá en octubre la señal de cable Europa Europa. Para compensar las ausencias del primer y tercer Doinel, se verá al cierre Las dos inglesas (1971), desgarradora historia de amor entre un francés y las hermanas del título a lo largo de dos décadas en la que, de todos modos, actúa Léaud. En cuanto a Antoine y Colette (1962) que se proyectará junto al segundo corto del director (Les mistons, 1957), narra el primer amor de Doinel, enamorado de una chica con la que comparte gustos musicales pero que apenas lo registra, y él –hambriento de familia– se conforta con los simpáticos padres de ella. En la deliciosa Domicilio..., Antoine ya casado pinta flores, su mujer da clases de violín, él se flecha con una japonesita, desfilan en sabrosas viñetas los personajes del barrio (Montmartre, en cuyo cementerio quiso ser enterrado Truffaut cuando supoque iba a morir). Y finalmente en El amor en fuga (1978), se clausura el ciclo: Doinel es contado por sus mujeres y por el mismo, en una síntesis que incluye flashbacks escenas de Antoine y Colette. Una loable manera, entonces, de conmemorar la partida de Francois Truffaut, a los 52, un domingo terriblemente nublado de octubre de 1984.

Todos los films se proyectan los martes de octubre a las 22 (y repeticiones) por Europa Europa (canal 30 en Multicanal y Cablevisión), a saber: Les mistons (Los mocosos) y Antoine y Colette: el próximo 7, a las 22.35; Domicilio conyugal, el 14; El amor en fuga, el 21; Las dos inglesas, el 28.

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