Viernes, 8 de julio de 2016 | Hoy
Por Marcelo Pombo*
Los mitos son tramas estético-políticas de enorme eficacia para la cultura del patriarcado, ya que muchos de ellos se remontan al origen de los tiempos, casi anteriores a la historia.
En Mitominas II, junto a Daniela Pelegrinelli hicimos una performance titulada Lilith.
Según antiguas interpretaciones rabínicas, Lilith fue la primera mujer de Adán, anterior a Eva, pero abandonó el paraíso y al propio Adán, porque no admitía tener sexo acostándose debajo de él y eso la convirtió en una mujer-demonio. Este mito hebreo-babilónico identifica el deseo de igualdad y el erotismo femenino con el mal.
En nuestra performance no aludíamos a este mito de manera clara o didáctica. Daniela comenzaba disfrazada de mujer gallina que empollaba unos huevos en un nido, después destrozaba los huevos, se desnudaba y se abalanzaba sobre la gente convertida en una mujer-demonio. Sonaba el tema de los Sex Pistols, Anarquía en el Reino Unido; al final Daniela aparecía en un balcón del Centro Cultural Recoleta vestida de novia y desplegando una enorme bandera donde decía “Lilith es amor”. La bandera tenía dibujadas flores y símbolos de la paz y de la anarquía. Todo muy en sintonía con la estética under de aquella época en Buenos Aires.
Mitominas I y II fueron exposiciones deformes y bastante caóticas que atrajeron muchísimo público y se realizaron en el lugar más emblemático de la escena cultural de la posdictadura en Buenos Aires: el Centro Cultural Recoleta, dirigido por Osvaldo Giesso. La mayoría de los eventos que sucedían allí trascendían lo artístico y eran verdaderos acontecimientos sociales que atraían a todo tipo de personas. Monique Altschul llevó adelante un proyecto en donde estuvieron suspendidas las jerarquías y mi recuerdo es que hubo mucho desprejuicio y libertad.
En Mitominas II expuse una lámina-conjuro dedicada a Federico Moura, quien por esos días se encontraba muy grave a causa del vih-sida, y murió a los pocos días de terminada la muestra. Otro recuerdo es la obra que presentó Liliana Maresca. Se trataba de un Cristo comprado en una santería que tenía una cánula que entraba en su costilla herida y salía de una bolsa de plasma con líquido color sangre. Liliana también padecía vih-sida. Esa obra dialogaba con Civilización occidental y cristiana, de León Ferrari, y ponía el acento sobre la epidemia del sida. La obra fue retirada de la muestra por presión de las autoridades de la iglesia Del Pilar.
*Artista plástico.
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