Vie 16.04.2004
las12

Cristina Banegas: coronada de horquillas

Al tomar la obra de Griselda Gambaro, Pompeyo y yo hemos hecho nuestras interpretaciones, claro”, dice la actriz, cantora y directora Cristina Banegas, protagonista de La señora Macbeth y mujer de mucha acción (artística): además de este protagónico, en el curso de este año dirigirá –con Daniel Spinelli– su propia obra para chicos, El país de las brujas (estreno es agosto) y hacia noviembre interpretará la pieza de Copi Eva Perón, con puesta de Gabo Correa. En estos días, además, Banegas graba capítulos del unitario de Canal 13, Locas de amor como madre de Leticia Brédice (“somos la bipolar 1 y la bipolar 2”), y tiene siempre listo su show La Criollez (hace dos semanas lo presentó en Córdoba). No por todo eso, C. B. deja de dictar sus habituales clases mientras espera el estreno de un par de largometrajes en los que actúa.
“Porque en este tipo de material, hay algo que es el papel escrito y, por otra parte, está el grupo de personas que se juntan en un momento, un tiempo en la historia de un país para llevar a la escena eso que está escrito...”, prosigue Cristina Banegas. “Frente a este texto, yo no puedo dejar de pensar en Nina Aragonés de Juárez o en María Julia, en esas mujeres portadoras de apellidos de la política argentina. No puedo dejar de tener en cuenta esa identificación con el discurso del amo, ese creer ser él, ese querer ser él de tantas mujeres del poder. Así como en el Macbeth de Shakespeare la Lady Macbeth es una instigadora que arma con Macbeth una máquina de matar, en la pieza de Griselda, al no estar él –esa ausencia que marca magistralmente la autora–, ella de alguna manera se va desgarrando, se va rompiendo en esa intención de sostener el discurso del poder. Creo que el allanamiento de la familia Macduff la termina de quebrar. Esas manchas de sangre que no salen. Esa marca del crimen le anula la posibilidad de negación que justificaría el discurso de una víctima cómplice, un modelo de mujer sobre el cual trabaja mucho Gambaro. Pero acá ella está como más confundida todavía: ella cree que es él, y cuando su propia voz se hace oír, la llama ‘la extranjera’. Hay algo esquizo, casi psicótico en su conducta...”
“Como decía antes, no he podido dejar de pensar en las mujeres del poder y en el horror de construir desde mi interpretación el dolor de ellas. Por ser actriz, por la responsabilidad que significa estar arriba del escenario, no puedo no ser honesta con todos los aspectos del poderoso, incluido su dolor, por más separada ideológica y éticamente que esté de ese lugar. Por eso, es bien sangrienta la construcción de ese dolor... Después de Ure, Scaccheri, encontrarlo a Pompeyo fue lo mejor que me podía pasar. Porque su trabajo sobre la obra no es sólo el de un director, sino también el de un poeta y un actor. Creo que nos pudimos correr de ciertos arquetipos de teatralidad, hemos hecho algunos cruces, vamos por ciertos bordes... Estamos corriendo riesgos, todos aterrorizados. Pero está claro que no estamos trabajando sobre ninguna complacencia a ninguna estética, no somos forros de nadie. La puesta es de un nivel de despojamiento, de descarne muy feroz.”
“También me pasaron cosas graciosas: yo siempre tengo mucho pelo, pelo largo, a veces más corto. Digamos que mi pelo siempre fue como una especie de acompañante de mis trabajos de actriz, teloncito propio, ¿no? Y aquí primero me quería rapar, quería estar como una perra... Bartolo Bartís mesugirió que me buscara otra manera, otra imagen. Me terminé armando una cabeza llena de anillitos, como se hacían antes, con unos clips dorados. Una especie de cabeza metalizada, la corona de mi señora Macbeth es de orquillas, tiene algo de corona de espinas, da algo que me gusta”.
“Invitamos a Rhea Volij, que es una bailarina y coreógrafa de danza butoh a trabajar con nosotros sobre la actuación misma, sobre los ejes. Ella creó imágenes corporales de mucha ambigüedad de esas tres mujeres, esas brujas acompañantes tanto más poderosas que la señora. Hay también una música que me parece muy buena interpretada en vivo por Claudio Peña en chelo. Y el trabajo de iluminación que hizo Pompeyo, con Leandra Rodríguez y Nacho Riveros, creo que es de una calidad estética notable. Pero estamos hablando de una obra muy difícil y a mí me da cada vez más miedo actuar, esto se me acentuó con los años. Hoy, por ejemplo, siento que me bajó todo el pánico...”
“En cuanto a mi personaje, me parece que al estar la seño tan corrida del lugar de instigadora, que sí ocupa en la pieza de Shakespeare (donde cuando el marido retrocede antes de matar, ella salta como una loca y lo reputea para que siga adelante), es la complicidad con Macbeth lo que la mancha, la rompe, la destruye... Es entonces cuando no puedo dejar de pensar en la política argentina. En cómo la sangre sigue manando de algunas manos, de qué manera esas mujeres cómplices, negadoras, encubridoras terminan siendo también monstruos, asesinas. Hay que atreverse a tomar esa culpa sin fondo de tanta muerte, el alto precio de esa connivencia que implica que las manchas no se van a ir nunca. Porque andá a saber qué sueñan esos personajes terribles nuestros que siguen actuando como si hubiesen anulado todo sentimiento de culpa, toda posibilidad de remordimiento. En algún lugar la mancha –la mácula en el sentido clásico, griego– está, la mancha que deja el crimen permanece. La señora Macbeth pide un conjuro que la vuelva inocente. Así como en la tragedia de Shakespeare a ella la culpa la lleva a la locura y la muerte, ojalá que acá, si Lacan tenía razón y la verdad tiene estructura de ficción, podamos esperar que algo reviente en la cabeza de esos hijos de puta, que toda esa sangre vertida deje de ser negada por ellos, que se rompa de una buena vez esa coraza de impunidad. Tal vez, entre otras significaciones, esta pieza es una metáfora de lo que les puede pasar un día de estos: ojo, ¿eh?, que cualquier noche de éstas van a tener una tremenda pesadilla en la que les va a pasar esto que le sucede a la señora Macbeth y les va a estallar la cabeza. Algo así... Tengo la sensación de que salgo al escenario a pelearme con todas estas alimañas, estas fieras.”

Nota madre

Subnotas

  • Cristina Banegas: coronada de horquillas

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux