Mientras que en Rosario resurgen las muertes como consecuencia de la ilegalidad del aborto, en todo el país la tasa de mortalidad materna sigue alta. A pesar de que la Argentina se comprometió a reducir sustancialmente la cantidad de muertes de mujeres a causa del embarazo, parto o puerperio en el compromiso de los objetivos del milenio con Naciones Unidas, el indicador sanitario sigue en default para el país.

La tasa de mortalidad materna fue de 4,4 muertes de mujeres cada 10.000 nacimientos, en el 2007, según las últimas cifras del Ministerio de Salud. El indicador es levemente más bajo que el del año 2006 cuando esa tasa llegó a 4,8 muertes cada 10.000 nacimientos. La deuda pendiente con las mujeres y el retraso de la Argentina es más evidente si se tiene en cuenta que todavía estamos peor que en el 2005 cuando la tasa de mortalidad materna era de 3,9.

Las consecuencias de la clandestinidad del aborto son cada vez más altas. No sólo la reducción de la tasa es apenas perceptible, sino que la cantidad real de fallecimientos aumentó: en el 2006 hubo 333 muertes de mujeres como consecuencia del embarazo o parto y en el 2007 las mujeres que perdieron la vida llegaron a 336. Y de todas esas muertes, 38 adolescentes no pudieron superar la barrera de los 18 años a consecuencia de embarazos precoces, según el último registro del Ministerio de Salud.

Aunque en la cuenta del promedio de muertes y nacimientos la tasa haya bajado levemente, prácticamente una mujer muere por día en la Argentina por causas evitables relacionadas con infecciones que se producen a consecuencia de la ilegalidad del aborto o de la falta de apoyo adecuado en su embarazo y parto. Las provincias con tasa de mortalidad más alta en el país son Formosa, La Rioja y La Pampa. En Argentina la mayoría (el 24%) de los fallecimientos contabilizados por mortalidad materna se producen como consecuencia de los abortos clandestinos y este indicador de salud es mucho más alto en nuestro país que en Costa Rica, Uruguay y Chile, países con un índice de desarrollo humano más bajo que el argentino.