ADOLESCENTES:
El neo-mito dice que los chicos saben todo sobre sexo y que darles educación sexual a ellos es tan inútil como pretender contarles cómo se maneja la web, un mp3 o un celular. Sin embargo, la ginecóloga Alicia Figueroa, del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), apunta: “Los y las adolescentes de hoy están expuestos a un montón de información de Internet, revistas, programas televisivos y contenidos inundados de imágenes eróticas. Pero esta información no siempre es correcta y nunca está diseñada para un propósito educativo”. Por eso, tener acceso al porno soft de la tele o al porno hard de la web no es saber cómo cuidarse, ponerse un preservativo o qué pasa si una chica se olvidó de tomar dos noches una píldora anticonceptiva. “La manera en que los jóvenes decodifican este bombardeo de palabras e imágenes es incierta y conocer un montón de variaciones sobre la forma en que una relación sexual puede llevarse a cabo no es lo mismo que haber recibido una educación sexual integral en donde se les hable de autonomía, autocuidado y respeto por el otro”, señala Figueroa.
Los chicos no están de vuelta, pero sí es posible –y preferible– que puedan interrogar sobre el bombardeo de imágenes que los rodean. El educador sexual Claudio Glezjer propone: “Es importante que los docentes no se espanten con lo que cada alumno traiga del entorno con respecto a la pornografía. Si el docente está seguro y preparado, puede escuchar afectivamente y hablar del tema con naturalidad y no desde un lugar de juicio pacato sino desde la contención, el respeto y el cuidado del cuerpo y el placer”.
Graciela Morgade, Directora de la Carrera de Ciencias de la Educación de la UBA, subraya: “Los chicos y las chicas están sometidos a una presión consumista sobre su intimidad. La filmación con celulares en la escuela evidenció que se multiplicaron los medios para exhibirse y no los espacios para una reflexión crítica. Faltan personas adultas referentes que habiliten conversaciones en las que se pongan en cuestión las modas que tienden más a vender teléfonos y no a diversificar posibilidades de disfrute”.
Mientras que las adolescentes recién ahora tendrán educación sexual, la imagen de las colegialas se instaló como un objeto del sexo-negocio. En el área de evaluaciones del Comfer calificaron –a finales del año pasado– de falta grave la publicidad de Ratones 2020 “Confesiones de una colegiala”. Sin que el organismo llegara a una sanción, la empresa –Axis Mundi– levantó la convocatoria a recalentar el celular con la imagen de una estudiante, mientras que el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión advirtió que las publicidades de servicios de SMS que promueven el envío de mensajes sexuales vinculados a las colegialas se contraponen al trabajo que se viene realizando desde el Estado para garantizar los derechos de las adolescentes.
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