› Por Magdalena Jitrik *
Como artista, adonde más alto llegué conceptualmente fue haciendo un trabajo anónimo, en nombre de la Asamblea Popular de San Telmo, donde están las excavaciones del Club Atlético. Nosotros habíamos participado en las excavaciones. Hice junto con Oscar, un compañero que vivía en el Patronato de la infancia, un monolito con ladrillos sacados de ahí. Mientras lo hacíamos, una de las Madres nos trajo un ladrillo para ponerlo ella misma. Me acerqué a la Asamblea por interés en hacer política. Al principio no dije que era artista. Ahí participaba el grupo de derechos humanos Encuentro por la Memoria, que impulsó la actividad de recordar a los desaparecidos del barrio. Allí fue la mítica fundación del Taller Popular de Serigrafía, a cargo de Mariela Scafati y Diego Posadas. Para mí fue un clic a mi realidad como artista. Siempre me interesaron los soportes de la protesta política como banderas, panfletos y afiches. Fue una oportunidad impresionante para profundizar en esa línea de trabajo. Después del estallido de 2001 la creatividad fue desbordante. El despliegue visual estaba muy fuerte también en el movimiento piquetero: se veía en sus banderas, hechas con pocos recursos, con sus manos. Se veía en ellas un gran amor por la agrupación. Te imaginabas a las señoras cociendo, pintando. Me fascinaban esos objetos que reflejaban el estado crítico al mismo tiempo que asociativo. Fue un período que despertó lo mejor de nosotros. Pero duró poco tiempo: después de Darío y Maxi se cerró una etapa utópica. Pero la sociedad había decidido autoorganizarse y eso siempre lo voy a recordar. Espero verlo de nuevo. En caso de que sea necesario.
* Artista plástica.
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