FúTBOL › EL EQUIPO DE FANESI JUGO UN PARTIDO ESPECIAL Y SE LLEVO EL TRIUNFO
Vélez recuperó la sonrisa
Después de cuatro partidos sin victorias, venció 1-0 a River y quedó a tres puntos del líder Newell’s, cuando todavía le quedan esperanzas de luchar por el título del Apertura. Los jugadores del equipo de Liniers se tomaron de manera particular el encuentro, siempre superiores con la pelota o sin ella.
› Por Daniel Guiñazú
Vélez no se pareció a Vélez para seguir sosteniendo sus ilusiones de campeón. Y River fue demasiado similar al River de casi todo el campeonato, por eso se quedó casi sin nada. Para mantenerse en pie, Vélez mandó al olvido aquellas vacilaciones que le costaron perder ante Central, Colón e Instituto e igualar con Argentinos, inyectando despliegue y concentración a su fútbol de otras veces. Para hundirse en la frustración, River fue el mismo que perdió con Almagro, Lanús y San Lorenzo y que empató con Gimnasia, un equipo inexpresivo, sin fútbol que desequilibre, sin individualidades que marquen la diferencia.
Después de su derrota en Córdoba, Fanesi –el técnico de Vélez– metió mano a fondo. Mantuvo el esquema, pero armó una línea de cuatro nueva, puso a Bravo por Sena y a Patricio Pérez como enganche por primera vez en el torneo. Y no sólo eso: le insufló al equipo una presencia de ánimo inesperada, pero clave, en la que también pudieron haber tenido que ver las palabras que el presidente Raúl Gámez le dirigió al plantel en la práctica del martes pasado. En cada rincón de la cancha, en cada tramo de sus tribunas repletas, Vélez sintió el partido como lo que era, una final. Pero, además, lo jugó muy bien, con solidez en la defensa, con criterio y pierna fuerte en el medio y con rapidez arriba. Salvo Bustamante y Patricio Pérez, es difícil encontrar en Vélez jugadores con calificaciones inferiores a los 6 puntos, señal de que el equipo anduvo porque anduvieron los hombres y que los hombres rindieron porque detrás hubo un equipo apoyándolos, sustentándolos.
River no tuvo a nadie que defendiera con la convicción y la eficacia con que lo hicieron Pellegrino y Pellerano, a nadie que hiciera pie en el medio como Somoza, a nadie que recorriera los costados con el tranco y la claridad de Jonás Gutiérrez y Bravo y a nadie que se moviera con la ligereza de Valdemarín y Rolando Zárate. De un centro de Valdemarin llegó el gol de Zárate que, lejos de conformar a Vélez, le ratificó que andaba por el camino correcto. Sin la pelota, Vélez no le dejó espacios a River por donde su fútbol pudiera crecer. Con la pelota, además, estuvo mucho mejor.
Astrada, en cambio, volvió a dar un paso en falso. El técnico de River supuso que su equipo había renacido luego del 3-0 a Independiente, y se engañó. Porque en Liniers reaparecieron los viejos vicios. Mascherano reiteró que jugar como volante por derecha no le queda cómodo porque no tiene el ida y vuelta indispensable para estar arriba y abajo con similar eficiencia; Gallardo anduvo por todos lados sin poder crear por ninguno porque Somoza le tomó la marca rápido; y ni Gastón Fernández ni Maxi López pudieron conmover a Pellegrino y Pellerano. Un dato revela lo poco que River pudo jugar: llegó sólo dos veces con peligro a Sessa.
Cuando Astrada –en la segunda etapa– quiso mover la estructura tras la expulsión de Gastón Fernández, ya era tarde. Entraron Cuevas, Patiño y Sand, terminó defendiendo con línea de tres pero no hubo caso: a River siguió faltándole fútbol por todas partes. El mismo fútbol que no tuvo en buena parte del Apertura y que explica por qué el bicampeonato es un sueño que, a esta altura, se ha convertido en pesadilla.
Estadio: Vélez.
Arbitro: Gustavo Bassi.
Gol: 31m, Zárate (V).
Cambios: 56m, Ocampo (6) por Pérez (V); 62m, Cuevas por López (R); 69m, Patiño por Ledesma (R), Sena por Gutiérrez (V) y Sand por Gandolfi (R); 83m, Ladino por Bravo (V).
Incidencia: 51m, expulsado Fernández (R).
Subnotas