Lun 20.12.2004
libero

FúTBOL › OPINION

Calesita de los técnicos

Por juan jose panno

La calesita de los directores técnicos da demasiadas vueltas en un año. A principios de esta temporada, Marcelo Bielsa se preparaba para disputar el Preolímpico con Tevez, Cavenaghi y Cía.; José Pekerman permanecía embarcado en la aventura del Leganés de España; Francisco Maturana ilusionaba a Colón con el fútbol que le gusta a la gente; Carlos Bilardo se paraba en la diagonal de enfrente; Carlos Bianchi soñaba con cerrar el ciclo de Boca con otra Copa Libertadores; Miguel Angel Brindisi dirigía a Lanús; Carlos Ischia a Vélez: Merlo sanateaba por la tele; Gallego conducía a Newell’s pensando en volver alguna vez a River y pocos sabían algo de la vida del Chino Benítez, de Guillermo Rivarola y de Pedro Damián Monzón.
Un año es demasiado tiempo y por eso los casos de Leonardo Astrada, Julio César Falcioni, Jorge Luis Burruchaga, Gustavo Alfaro y Gallego sólo confirman la regla.
Russo ya no está en Central y empieza una nueva etapa en Vélez; Alfio Basile es el entrenador de Colón después de haber quedado dos veces en el año (cuando se fue Bianchi y cuando se fue Brindisi) a un paso de La Boca; Maturana se fue con la música a otra parte; Bilardo acumuló nuevas frustraciones, aunque en Estudiantes se le perdona todo, y Daniel Bertoni sanatea en la tele con Gorosito, que le dejó su lugar a Veira en San Lorenzo.
Hoy es un buen momento para los DT interinos, de bajo perfil y poco costo. Rivarola saltó de las inferiores a la Primera por un ratito y, como se le dieron algunos buenos resultados, quedó confirmado en el cargo. Cuando se sentó en el banco que antes ocupaba Fillol, muchos hinchas de Racing se preguntaban de dónde había salido. Unos pocos recordaban su paso como jugador de River y San Lorenzo. Perdió dos partidos al hilo, empató uno y empezó a ganar en serie: Huracán de Tres Arroyos, Almagro, Colón, Lanús y Banfield. Ningún grande, ningún equipo que estuviera peleando el título, pero esos son detalles menores en la consideración del fana. Se diría que la goleada en contra ante San Lorenzo también es un asunto de poco peso. Rivarola llevó a Racing una ilusión que se sustenta con números. Con Fillol el equipo sumó 10 puntos sobre 30; con Rivarola consiguió 16 sobre 27. Marín aprovecha la volada.
El Chino Benítez también vio luz y subió. Nadie daba dos pesos por su continuidad, pero ahí está, a punto de firmar un contrato que durará, como se sabe, lo que duren los buenos resultados. Ya no se habla de Van Gaal, ni de Passarella, ni de Basile, ni de Ischia, ni de nadie. El viernes a la noche, en el entretiempo de la final de la Sudamericana, en medio de la euforia, los hinchas de Boca dejaron plantada su opinión al grito de “Oeee/ oeeee oeeee oeeee/ Chino... Chino”.
La obtención de un torneo menor como la Copa Sudamericana y su pasado de buen juego y corazón bostero fueron el aval para su continuidad. Hizo bien en no agarrar Basile: no tenía el apoyo de todos los dirigentes y no era muy bien visto por los hinchas. En Colón, por otra parte, lo adoran los directivos y los hinchas pese a que consiguió menos resultados que Maturana. Está bien un poco de afecto incondicional en un medio estresante que se fagocita al más pintado. Bielsa y Bianchi pueden dar fe de ello.
Demasiadas vueltas da la calesita de los directores técnicos del fútbol nacional. Y todos saben que un día te sacás la sortija y al otro día te caés del caballo, te muerde el león y te pisa el autito descapotable.

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