Lun 20.12.2004
libero

FúTBOL

El problema del fútbol es la transición

A diferencia de otros entrenadores que ya han dado sus puntos de vista en esta serie exclusiva de notas, Gerardo Martino opina que la caída de nivel no es tal y que el medio atraviesa un proceso de recambio generacional.

Por Gerardo Martino

Tras la finalización del Apertura asistimos a la elaboración de varios análisis críticos sobre el nivel actual que posee nuestro fútbol. Varios de mis colegas, e incluso algunos periodistas especializados, han calificado al torneo que acaba de concluir como “mediocre” o “pobre”, en función del juego que exhibieron sus participantes. En rigor a la verdad tengo que decir que si bien no me pareció un buen campeonato, tampoco lo vi tan malo como tantos otros de los torneos cortos que se vienen disputando desde 1990.
Pero creo que muchos de estos puntos de vista, que se esfuerzan en resaltar lo mal que se juega en la actualidad, están sesgados por una gran razón de peso. Y es que el último campeonato no contó con el protagonismo exclusivo de River y Boca, que fueron relegados por equipos más “chicos” como Newell’s, Vélez y Estudiantes, quienes disputaron el título palmo a palmo prácticamente hasta las últimas fechas. Ya sé que muchos pensarán que digo esto porque estoy identificado con Newell’s; déjenme aclararles que se equivocan, pues si el campeón hubiese sido Central, formularía los mismos conceptos que ahora pasaré a explayar.
Tengo una fe ciega en el jugador argentino. Lo creo capaz de adaptarse a cualquier contexto competitivo y las situaciones más adversas que el fútbol pueda suponer. Lo digo desde mi experiencia como ex futbolista, pero también por lo que me tocó vivir como entrenador. Trabajé durante un año en Paraguay, al frente de Cerro Porteño, y pude comprobar que los jugadores que venían de nuestro país hacían allí una diferencia con respecto al resto, aunque vinieran de categorías del fútbol de ascenso.
Muchos dirán que esto se debía al escaso nivel competitivo que tenía el campeonato paraguayo, pero les propongo a los escépticos que consulten a los entrenadores que trabajan junto con jugadores argentinos en otros lugares del mundo y estoy seguro de que se encontrarán con un análisis similar al cual propongo desde estas líneas.
Lo que para mí está sucediendo en la Argentina es mucho más simple de lo que parece. El fútbol argentino atraviesa por un momento de transición. Es decir, una etapa crítica donde una generación, tras entregar todo lo que tenía de que dar, le está dando su lugar a la otra. Es un momento de cambios, en el cual los Palermo, Gallardo, Barros Schelotto, Salas y varios más le están dejando su lugar a una nueva camada que está surgiendo, como Mascherano, Lucho González, Tevez, Belluschi, Rolando Zárate, Lisandro López, Peirone y varios otros más, que incluso se destacaron durante el torneo pasado.
Es algo similar a lo que sucede en el exterior, sobre todo en Europa, donde los Aimar, Riquelme, Cambiasso, Saviola y Milito están tomando la antorcha que supieron llevar durante varios años jugadores de la talla de Samuel, Verón, Crespo, Ayala o el mismo Zanetti. Es un momento de cambio que terminará por enriquecer al fútbol argentino, si se respetan algunos tiempos y no nos enloquecemos por los resultados que se consigan en el corto plazo, tanto en el plano internacional como en el local.
Pero estoy persuadido de la capacidad del futbolista argentino, y creo que al final de este período terminará de imponer su capacidad para dejar a nuestro fútbol en lo más alto. Tengo fe en las nuevas generaciones que están surgiendo y soy optimista de cara al futuro. Tal vez parezca prematuro, pero estoy convencido de que dentro de dos años, en el Mundial de Alemania, se verán los resultados de este proceso que se está gestando.

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