El triunfo no quedará en la historia del equipo argentino, pero resultó auspiciosa la actuación del pibe de Barcelona, al que le cometieron el penal que derivó en el primer gol argentino, convertido por Riquelme. El peruano Guadalupe, en contra, marcó el segundo. Con un empate ante Uruguay, el miércoles, habrá ganado las Eliminatorias.
Un repaso rápido por los partidos entre argentinos y peruanos en Eliminatorias para los mundiales lleva rápidamente a dos instancias clave: el día de Cachito Ramírez en la cancha de Boca en el ‘69, cuando el equipo local se quedó fuera del Mundial, y la del gol a dúo de Passarella y Gareca en el ‘85, en una clasificación milagrosa para México. Hubo otros partidos sin relieve de final, pero que alguna cosa decidían. Lejos de todos ellos, ninguno con menos peso específico como éste, que enfrentaba a un equipo ya clasificado y a otro eliminado. Poco para ganar, en el caso de Argentina; nada que perder, en el caso de Perú. Suele ocurrir en circunstancias de esta naturaleza que terminan armándose buenos partidos porque los jugadores están liberados de tensiones y presiones. La gente fue al Monumental en busca de un buen espectáculo. No daba para emocionarse por lo que se ponía en juego, pero sí para disfrutar por el juego que podían poner, si se permite el entrecruce. Ya se sabe que los peruanos tienen una tradición de fútbol pulido y se sabía que Argentina presentaba un equipo con nombres que anticipaban cosas buenas y encima como bonus debutaba en Argentina la nueva estrellita, el pibe Lionel Messi.
Pero a la hora de la verdad, los peruanos se dedicaron a sostener el cero y no cambiaron golpe por golpe por temor a una goleada y con un planteo tan ordenado como mezquino casi logran su propósito. Y Argentina reguló, reguló tanto que terminó redondeando una actuación regular. Regularona, digamos. Conclusión: no salió un buen partido o al menos uno que respondiera a aquellas expectativas. El equipo de Pekerman entró a la cancha con la confianza del que sabe que, tarde o temprano, encontrará el camino del gol y no tiene por qué desesperarse, pero tan tranquilo estaba que en largos pasajes del primer tiempo se durmió una pesada siesta y emboló a todo el mundo. Cuando aceleró un poco el ritmo en el segundo tiempo, con la entrada de Tevez y con Messi arrancando desde más atrás, encontró primero el penal que definió el resultado y aplicó el tiro de gracia en una acción desafortunada de Guadalupe.
Lo peor de la Argentina fue ese tránsito anestesiante de la primera parte con la pelota jugada segura, pero sin aceleración, ni repentización. Lejos de aquellos torbellinos que proponía Bielsa con sus cuadros en avance rápido que desconocían el stop, la pausa y el rewind, este conjunto de Pekerman maneja casi siempre el botón de pausa y ni toca el de avance rápido. Se supone, se espera que en algún momento llegue el equilibrio indispensable. Argentina no jugó bien porque el rival se metió muy atrás y es un hecho que cuando se oponen esquemas de ese tipo se suele recurrir al centro como salida casi exclusiva. Sólo Messi, que es verdaderamente un jugador distinto, intentó algo con su gambeta endiablada, pero lo bajaron sistemáticamente. Y se equivocó en los pases en profundidad que intentó poner. Claro que aun jugando mal, en el primer tiempo el equipo argentino dispuso de tres o cuatro situaciones de gol, como consecuencia de su dominio constante. El detalle es que las mejores llegadas no tuvieron como protagonista a Crespo ni a Messi sino a Sorín en algunos de sus saludables ataques fuera de libreto.
Como contrapartida, la primera aproximación del cuadro visitante al arco de Abbondanzieri se produjo a los 15 minutos del segundo tiempo. Ante un rival que hacía tiempo, asustaba poco y mostraba a su arquero como abanderado de la resistencia, Pekerman no sacó a Lucho González que estaba jugando muy mal, demoró el cambio de Cristian González y Argentina tardó en llegar a la red. Con una mayor dinámica en el último tramo, estimulados por el aliento de la gente y reconfortados porque empezaban a salir algunos toques por abajo, Riquelme y compañía avanzaron varios casilleros hacia un triunfo que no hará historia. No quedó mucho para el recuerdo. Apenas el mojón de la entrada como titular de Messi.
El kilómetro cero del camino de la consagración definitiva.
ARGENTINA-2
Abbondanzieri-5
Coloccini-5
Ayala-6
Milito-6
Sorín-6
L.González-4
Battaglia-5
C.González-4
Riquelme-7
Messi-7
Crespo-5
DT: Pekerman | PERU-0
Butrón-8
Galliquio-6
Rodríguez-5
Guadalupe-5
Hidalgo-5
Ciurlizza-5
Torres-5
Soto-5
García-5
Farfán-6
Guerrero-5
DT: Ternero |
Estadio: River.
Arbitro: Carlos Torres (Paraguay).
Goles: 81m, Riquelme (A), de penal; 90m, Guadalupe (P) en contra.
Cambios: 58m, Tevez por C. González (A); 80m, Delgado por García (P); 82m, Cominges por Farfán (P); 85m, Santana por Riquelme (A); 90m, Ross por Galliquio (P). Incidencias: 78m, expulsado Butrón (P).