Salió un empate sin goles –y casi sin situaciones de gol– en uno de los clásicos más pobres de la década. River insinuó algo más, pero se quedó en amenazas. Boca, que no mostró por qué es puntero, necesitó que el rival se cansara para generar algún riesgo. Hubo mucho nervio, mucha pierna fuerte, muchas infracciones y nada de fútbol.
El Coco Basile y Mostaza Merlo cenan casi todas las noches en el restaurante La Raya, en Ortiz de Ocampo y Las Heras, con el doctor Cacho Paladino, Claudio Codina, a veces Chiche Sosa y el Inglés Babington. Menú fijo: una empanadita de carne, un par de buñuelos de acelga, un poco de achuras, media tira de asado, helado, bastante vino tinto y 3 millones de café de sobremesa. El menú de las conversaciones también es fijo: un minuto de política, dos de minas y 3 millones de horas de fútbol. Basile –que es el más veterano, el de más prestigio, el de más experiencia, el único que dirigió a la Selección Argentina– hace uso de sus blasones y habla más que nadie. Cuando el chamuyo se convierte en polémica, mantiene su condición de invicto (si no la gana, la empata). Mostaza Merlo es más zorro. Habla menos, esconde, especula más. En la antesala del clásico, ante la prensa cada uno mostró algo de lo propio: Basile anunció el equipo una semana antes y anticipó un resultado, 2 a 0. Merlo no dijo nada del resultado y guardó el nombre de los titulares como un secreto de Estado hasta un rato antes del inicio del partido.
Los periodistas que intentaron la clásica nota del cruce dialéctico de los amigos, fracasaron. Los técnicos de Boca y River no hablaron para la prensa, y tampoco lo hicieron en la intimidad. Deliberadamente, en esta semana decidieron obviar el tema. Es grande la tentación de pensar mal, de suponer que, como buenos amigos que son, negociaron el cero, se pusieron de acuerdo en convencer a sus respectivos jugadores de que el empate no era un mal resultado y por eso salió esa porquería de partido. Hasta se puede fantasear con que estaban convencidos de que el resultado que menos perjudicaba a ambos, el que les daba aire por igual, era el empate y hacia esa igualdad se encaminaron. Fantasía pura, porque cualquier teoría conspirativa carece de sustento. River y Boca no negociaron nada. Simplemente fueron un desastre, entre otras cosas porque:
- Se tuvieron un excesivo respeto, por no decir miedo.
- No mostraron coraje para sostener el ataque en los momentos favorables.
- Pusieron en funcionamiento los mecanismos de obstrucción y no los de creación.
- Gallardo quiso resolver solo y como no podía, se puso nervioso y casi se va expulsado.
- Palermo parecía enyesado.
- A Palacio le llegaron pocas pelotas redondas y las que le llegaron, él las hizo ovaladas.
- Insúa y Montenegro pusieron una sucursal de Frigor en la mitad de la cancha.
- Al pibe Falcao García lo superó el marco y la presión.
Como consecuencia de todo esto, Abbondanzieri y Lux fueron espectadores VIP en casi todo el desarrollo del partido.
El arquero de Boca, que más de una vez se ganó la reprobación de los hinchas de River por demorar la salida, pasó los mayores sustos en los primeros veinte minutos del segundo tiempo, el mejor momento del rival. En ese lapso, Montenegro recibió un centro de Santana y metió un cabezazo llovido que hizo plaf en el travesaño y Daniel Díaz le cometió un penal a Falcao García que no vio el árbitro Furchi.
El arquero de River se puso pálido con un remate cruzado de Insúa en el primer tiempo (la única llegada de Boca en ese período) y con el dominio de Boca en el último tramo, que casi sella Bilos con un disparo cruzado que no pudo conectar Palermo. Boca fue más ofensivo recién en el segmento final del partido porque su rival se había quedado sin aire y, seguro de que ya no podía quebrar a su adversario, se refugió en su área.
El empate es el resultado que mejor le queda a un partido desprolijo, ordinario, cargado de infracciones y excesivamente módico en emociones. Por eso el silencio denso de la gente cuando llegó el final. A todos les quedó claro que este domingo en Núñez no hará ninguna historia. En una de ésas, esta noche, cuando Basile y Merlo se sienten a la mesa del fondo de La Raya, a la izquierda, antes de la empanada de carne y los buñuelos de acelga, se piden perdón mutuamente. De paso deberían disculparse con la gente.
RIVER-0
Lux-6
Alvarez-5
Talamonti-6
L. Fernández-6
Domínguez-5
Santana-5
San Martín-5
Zapata-5
Gallardo-4
Montenegro-4
Falcao García-6
DT: Merlo. | BOCA-0
Abbondanzieri-6
Calvo-6
Schiavi-5
D. Díaz-6
Krupoviesa-3
Battaglia-5
Gago-7
Bilos-5
Insúa-4
Palacio-4
Palermo-4
DT: Basile. |
Cancha: River
Arbitro: Rafael Furchi.
Cambios: 74m G. Fernández por Gallardo (R); 76m Cardozo por Insúa (B); 80m Cagna por Battaglia (B) y Oberman por Montenegro (R); 86m Delgado por Palacio (B); 90 Ahumada por G. Fernández (R).