Tras dos días de agonía, José Luis “Garrafa” Sánchez falleció ayer en la clínica Mariano Moreno, donde estaba internado desde el viernes luego de sufrir un accidente con su moto. El ex jugador de Banfield se encontraba con muerte cerebral desde su internación y, con el correr de las horas, su estado se agravó hasta que alrededor de las 15.30 se produjo su fallecimiento.

A pesar de no haber tenido una extensa campaña en Primera División, su innegable calidad convirtió a Garrafa en un jugador muy querido por los hinchas. Tras arrancar en 1993 en Laferrère, el zurdo volante de 31 años pasó por Bella Vista de Uruguay y El Porvenir, para luego recalar en Banfield, donde logró el ascenso a Primera y desarrolló las mejores actuaciones de su carrera. Tras una grave lesión y no ser tenido en cuenta por el entonces entrenador Julio Falcioni, Sánchez dejó Banfield para volver a dar una mano en Laferrère, conjunto del que era hincha. “Representaba el fútbol en estado puro, el potrero, la magia, la gambeta”, sintetizó Carlos Leeb, ex compañero y actual entrenador de Banfield.

El accidente de Sánchez se produjo el viernes, cuando el futbolista hacía piruetas con su moto en la puerta de su casa, pero perdió el control, se cayó y golpeó su cabeza contra un cantero. Tras los primeros estudios, los médicos determinaron que su estado era irreversible. Igualmente, el carisma del jugador motivó que muchos hinchas, jugadores y entrenadores se acercaran a la clínica en busca de una milagrosa recuperación. Entre los que lo visitaron estaba Carlos Bilardo, que en 1996 estuvo muy cerca de incorporarlo a Boca. En un amistoso ante Laferrère, Sánchez fue la gran figura, lo que llamó la atención del entrenador. Sin embargo, Bilardo desistió de contratarlo un rato más tarde, cuando Garrafa lo pasó a altísima velocidad camino a la autopista de Ezeiza.