Lunes, 6 de febrero de 2006 | Hoy
FúTBOL › MUY BUEN TRIUNFO ANTE LANUS DEL EQUIPO DE BASILE
Abrió todo Silvestre con un cabezazo y después Palermo y Palacio cerraron la cuenta. Todo fue muy sencillito para Boca ante un rival que ofreció poca resistencia y no le creó problemas a Medrán. Volvió Gago y la rompió.
Por Facundo Martínez
Boca jugó ayer el mejor de los tres encuentros disputados en este Clausura: fue claro, generó juego, no perdonó frente al arco y derrotó a Lanús por 3-0, sin sobresaltarse. Se trataba de la primera presentación del año del equipo de Alfio Basile en la Bombonera y, para mejor, volvía a jugar Fernando Gago, después de 47 días de ausencia por lesión, toda una garantía de clase en la zona media boquense. Los goles: Matías Silvestre, de cabeza, Martín Palermo y Rodrigo Palacio.
La ilusión de no dejar puntos en la Bombonera se hizo notar desde el comienzo del encuentro, a pesar de las tres chances que generó Lanús cuando corrían los primeros segundos del partido: un tiro a colocar de Graf, que se fue por arriba del travesaño, y un remate de Romero, que se generó en una jugada de pelota parada, que tapó Medrán y volvió a tapar luego, cuando el rebote le quedó fácil a Graf, quien remató sobre el cuerpo del arquero. También en una jugada de pelota parada, la única vía por la que inquietaban los bonaerenses, Graf sacó un cabezazo que se le fue por arriba del travesaño.
Boca trataba de acomodarse, de controlar el mediocampo y cuando encaminó su juego, lo que le llevó varios minutos, pudo arrimar peligro al arco de Bossio. La primera vez fue una corrida espectacular de Bilos, que terminó de la peor manera, con un remate horroroso, de punta a cualquier lado. En jugada de tiro de esquina, iba a llegar la primera alegría de Boca. La había anunciado Silvestre, al conectar un corner con un buen cabezazo que Bossio logró controlar. Y la concretó nomás Silvestre, unos minutos más tarde, como si se tratara de una repetición más ajustada: está vez su cabezazo cruzado entró por el segundo palo para el 1-0.
Fue duro el golpe y Lanús no volvió a ser el del arranque. Creció Insúa y crecía sin parar Gago y Boca jugaba cada vez mejor. El Pocho hizo una jugada extraordinaria, hermosa corrida por la franja central que terminó con un mejor zurdazo, que obligó a Bossio a sacar de un manotazo. Bilos tuvo también sus oportunidades, pero no las concretó. Boca funcionaba bien alrededor de Gago, que se comía la cancha. Lanús se pinchaba solo.
Del segundo tiempo, lo mejor fueron los goles. Porque cuando Palermo anotó el segundo, finiquitando una linda jugada de Bilos, el partido prácticamente se terminó, a tal punto que ni siquiera preocupó el claro penal de Romero sobre Insúa que el árbitro Favale no cobró.
Para completar la fiesta boquense iban a llegar los cuatro mano a mano de Palacio frente Bossio. Los tres primeros los ganó el arquero y Palacio quería meterse atrás de los carteles, desaparecer. Pero en el cuarto, en el último, el delanteró la tiró por la derecha y la tocó con clase sobre la pierna estirada del arquero y Boca fue más y más alegría, tanta que los hinchas le cantaron a coro el feliz cumpleaños a Palacio. Antes, esas borrosas cuestiones del fútbol, de su violencia, la Doce le había cantado lo mismo a Rafael Di Zeo, su jefe barrabrava.
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