Lunes, 27 de febrero de 2006 | Hoy
FúTBOL › OPINION
Por Juan José Panno
El campeonato es como el partido que jugaron el sábado Independiente y Racing. Parejito, mediocre, apagado, se ilumina de vez en cuando porque alguien produce una genialidad y después vuelve a la normalidad.
Tan parejito es todo, tan cierto es aquello de que cualquiera le gana a cualquiera, que cumplida la tercera parte del torneo se puede decir que hasta Racing puede salir campeón. Sin llegar a ridículas exageraciones, hay un dato que sintetiza la paridad: Vélez, Colón, Newell’s, Estudiantes, Independiente, Boca, Banfield, Gimnasia de Jujuy, Quilmes, San Lorenzo y Arsenal están más cerca de la punta que de la cola. Todos los equipos muestran irregularidades notables al punto que se debe ser muy audaz para estamparle la chapa de candidato a alguno.
Muchos analistas se apresuraron de darle un porcentaje amplio de posibilidades a Boca porque no juega la Copa Libertadores y porque mantenía la base del torneo anterior. Otros señalaron a Vélez por el trabajo serio de su técnico y no faltaron los que pusieron en primera fila a River, Estudiantes y Colón. La realidad es que ninguno se destaca nítidamente. Vélez, que está invicto, da la sensación de ser el más armado, aunque mostró muchas debilidades en los encuentros contra San Lorenzo, Argentinos Juniors y Tiro Federal.
River está bien arriba y cambió la cara con Passarella, pero ya se sabe que su apuesta fuerte es en la Copa Libertadores y, si es necesario, va a resignar el campeonato local. Hasta aquí, por otra parte, no queda claro si el verdadero River es el que masacró a Tiro Federal, el que jugó un partidazo contra Colón o el que cayó con Newell’s.
Boca sólo es una pálida sombra de aquel que parecía invencible en el último tramo del campeonato anterior. Jugó un partidazo contra Lanús, fue un desastre contra Instituto y San Lorenzo, y mezcló buenas y malas en el partido en el que ayer superó a Argentinos Juniors, con la vuelta de Gago.
Colón amenaza con buen juego, pero depende demasiado de lo que le salga a Esteban Fuertes y de lo que aporte el lagunero Giovanny Hernández.
A Estudiantes y Newell’s no les va mal, pero dan demasiadas ventajas en el fondo. Atacan bastante bien, defienden bastante mal.
Independiente depende demasiado de Agüero. Cuando el pibe no juega, o juega a media máquina porque está lesionado, sus chances se reducen enormemente.
Pocos cracks y muchos voluntariosos luchadores y obedientes marcadores dan como resultado mayoría de partidos malos, intensos, muy disputados, pero sin lustre. Colón-River y Tiro Federal-Vélez asoman como brillantes excepciones, espejos en los que convendría mirarse.
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