Finalizados los 90 minutos del juego, el debate abierto entre los hinchas se centró en si la mano de Aguirre era para marcar penal y si Newell’s es un genuino candidato al título. El clásico rosarino no tuvo anécdotas deportivas ni emociones. Ni siquiera jugadas de gol. De a ratos, los hinchas callaron. Y, durante toda la tarde, los arqueros fueron actores de reparto, de esos donde su participación es sólo capricho decorativo.

El desalentador inicio de la crónica responde al decepcionante espectáculo montado por Rosario Central y Newell’s en el Gigante de Arroyito. Pero fueron los rojinegros los que cargaron con mayor parte de la responsabilidad. Porque Newell’s jugaba con aspiraciones (al menos estadísticas) de recuperar el liderazgo del Clausura y enfrentaba a un rival que estaba 11 puntos abajo. Sin embargo, fue Central el que no le falló a su gente. Los canallas vienen con problemas serios para jugar al fútbol, pero lograron disimular sus debilidades con generosidad física y algunos pequeños aciertos tácticos.

Central fue audaz en lograr quitarle la pelota a Newell’s. Aunque no había acciones de riesgo, el juego giraba en torno de la habilidad en velocidad de Encina, la sobriedad de Borzani (que recuperaba y tocaba rápido, consciente de sus limitaciones) y la movilidad de Ruben. Con eso, el equipo generó dos peligrosos tiros libres. Aunque tanto Rivarola como Coudet la tiraron a la barrera.

Astrada fue astuto en borrar a Eluchans para apostar a Encina. Pero también fue cauto al confirmar a Moreira y desplazar a Villagra al banco. Pumpido repitió el equipo que viene siendo protagonista, pero cambió su discurso interno. Porque el equipo no fue en busca de la victoria, laburó a discreción para llevarse el punto, por lo cual llegó poco. O casi nada: un zapatazo cruzado de Gavilán que se fue cerca del palo derecho y en la única acción de la tarde donde un arquero (en este caso Alvarez) enfrentó a un rival (Belluschi), el uno local fue más rápido de piernas que el volante rojinegro.

A falta de jugadas relevantes, todos los canallas estallaron de furia cuando Aguirre, dentro del área, le puso la mano a un tiro de Encina que iba al arco. Pero Elizondo la consideró casual y el juego siguió.

El descanso no sirvió para refrescar el genio de los jugadores. Y con cansancio encima, las torpezas se duplicaron. El árbitro sacó nueve tarjetas amarillas sin que nadie protestase y omitió mostrar la roja en un par de ocasiones.

El Newell’s puntero jamás apareció. Ni siquiera en los últimos minutos. Ya en el complemento, se arrimó sólo con un tiro libre de Ortega y Central fue muy confuso en el área leprosa porque Ruben estaba errático y Vitti prefería no participar.

Pumpido entendió que no era un partido para sostener las ilusiones de puntero. Astrada, en cambio, logró evitar que el Central más flojo de los últimos años no pierda el clásico. Tras el pitazo final todos hablaban de la casual (o no) mano de Aguirre.

CENTRAL-0 Alvarez -6 Moreira -5 Raldes -5 Fassi -5 Rivarola -5 Coudet -5 Borzani -6 A. Díaz -5 Encina -6 Vitti -5 Ruben -5 DT: Astrada

NEWELL’S-0 Villar -6 Gavilán -5 Spolli -6 Aguirre -5 Ré -6 Cejas -4 Husain- 5 Zapata -5 Belluschi -4 Ortega -5 Scocco -5 DT: Pumpido

Estadio: Central.
Arbitro: Horacio Elizondo.
Cambios: 66m, Di María por Coudet (C); 75m, Peralta por Cejas y Rivera por Gavilán (N); 84m, Ledesma por Andrés Díaz (C).