FúTBOL › LO QUE DEJO EL EQUIPO ARGENTINO EN SU PRESENTACION EN EL MUNDIAL
Lo que quedó en la cabeza de Pekerman y el plantel después de la sufrida victoria sobre Costa de Marfil; lo que hay que sostener y lo que hay que corregir.
› Por Ariel Greco
Desde Hamburgo
1. “Siempre es mejor arrancar ganando, se pueden corregir cosas más tranquilo”, dijo Hernán Crespo tras el partido. Es que los tres puntos en el debut otorgan una tranquilidad que el equipo argentino estaba necesitando, para alejar fantasmas y para autoconvencerse de que puede pelear por el título. El triunfo no garantiza nada, pero vale por cómo se terminó dando. Imaginarse hoy qué hubiera pasado por la cabeza del plantel si algún centro marfileño se convertía en el gol del empate genera la sensación de que el triunfo vale doble.
2. El festejo tras la victoria resultó muy sintomático. Los abrazos finales entre los jugadores en el medio de la cancha y entre el cuerpo técnico al costado significaron una sensación de desahogo mucho más importante que los tres puntos logrados. Los jugadores lo habían marcado con claridad en la previa y la sensación es que la clave de la clasificación pasaba por ganar el partido del sábado.
3. A lo largo de todo el partido, el equipo de José exhibió diferentes caras, con una irregularidad llamativa. Pasó por momentos de sorpresa en el arranque cuando Costa de Marfil lo presionó arriba y le impuso su dinámica, mostró contundencia para sacar la diferencia sin merecerla, la justificó con un lapso de 20 minutos de muy buen juego y terminó sufriendo a partir de sus dudas para decidirse a cerrar el partido. Habrá que ver qué cara predomina en los próximos compromisos.
4. De los aspectos más rescatables del equipo: las ganas y la solidaridad que exhibió dentro del terreno. “Nunca corrí tanto”, dijo Saviola tras el juego y fue un símbolo que vale para el resto. Hasta Riquelme persiguió rivales y siempre estuvo atento a evitar la subida de Eboué cuando el lateral rival trepaba por el costado. Desde ese aspecto se puede construir algo importante.
5. Hubo un rato que Argentina encontró su juego y se acercó al ideal que pretende el entrenador. Tuvo la pelota, Riquelme administró el juego sin que el equipo dependiera sólo de él, los demás se asociaron con acierto y Saviola marcó el desequilibrio bajando unos metros y haciendo sus clásicas diagonales en velocidad. Fue un rato cortito, pero muy bueno y como para levantar esperanzas.
6. La actitud argentina en los últimos 25 minutos motivó una sensación amarga. Por buscar un excesivo control de pelota, cada vez con menos profundidad, se terminó jugando un fulbito que agrandó al rival y llevó a perder el control del partido. Si se aprende la lección, de la experiencia se sabrán sacar cuestiones a no repetir.
7. Resultaron llamativos los cambios que realizó Pekerman. Tanto por las funciones como por los nombres. Es cierto que los intérpretes fallaron, ya que ni Palacio ni Lucho González ingresaron bien al partido. Pero tampoco estaba claro que esas modificaciones eran las que necesitaba el equipo en ese momento. Sin Crespo y luego con un solo delantero, Costa de Marfil tuvo cada vez menos temores a las esporádicas réplicas argentinas. Desde el banco se potenciaron las dudas que a esa altura evidenciaba la Selección.
8. Hay que admitir que la presencia de Abbondanzieri era uno de los motivos que mayor preocupación generaba. Pero a partir de la seguridad que brindó el arquero, el equipo pudo encontrar tranquilidad para jugar y para defenderse. No tuvo atajadas brillantes, pero salvó la que tenía que salvar (el cabezazo de Kalou en el borde del área chica) y brindó garantías en el juego aéreo, uno de los aspectos que más se le critican. También fue importante con su pegada en la salida, ya que de esa manera generó varios buenos contragolpes, como en el que terminó en la falta a Crespo en la jugada previa al primer gol.
9. Las ganas de ver a Messi quedaron para otra ocasión. Desde el cuerpo técnico aseguran que no quieren desgastarlo pensando en un torneo agotador, por lo que con el 2-0 pretendieron no arriesgarlo. Y luego no loquisieron cargar con la presión de tener que entrar como salvador. El problema es que por un lado se hace hincapié en que le falta fútbol por la inactividad, pero por otro tampoco se le dan minutos para que tome ritmo. Además, el fastidio del pibe por no jugar va creciendo: mientras todos sus compañeros se fueron a festejar al medio de la cancha, Messi enfiló derechito al vestuario. Otra cosa: se puede explicar la ausencia de Messi. Pero, ¿por qué no ingresó un rato Tevez?
10. El futuro de Argentina genera incertidumbre, dependiendo hacia dónde se incline y cuál de todas las facetas diferentes termine prevaleciendo. Si sostiene la solidaridad y la contundencia que tuvo y les agrega las potenciales variantes, puede ser gran candidato. Si se queda en el toque intrascendente y se paraliza ante el miedo, puede decepcionar muy rápido.
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