Raro ver vacía la segunda bandeja de Casa Amarilla en la Bombonera; raro ver a Ramón Díaz sentado en el banco de suplentes de los locales; raro ver que un grande como San Lorenzo no genere ninguna situación en todo un tiempo enfrentándose a un modesto equipo como Belgrano; raro ver un equipo como el cordobés capaz de jugar con gran precisión hasta tres cuartos de cancha y diluirse como si la entrada en el área grande significara caer en el abismo; raro ver a Lavezzi tan bajo; raro ver al Chelo Delgado, exageradamente polifuncional, sin responder en la faceta de delantero ni en la de volante; raro ver a la hinchada de San Lorenzo más preocupada por lo mucho que se jugarán el próximo domingo contra Boca que por lo poco que jugó el equipo ayer; raro, por muchas razones, el partido en el que el cuadro de Boedo sumó su segunda victoria en el torneo con un cabezazo de Roberto “Malingas” Jiménez y festejó larga y ruidosamente.

Además del sufrido triunfo, San Lorenzo tiene algunas cosas más para celebrar:

1) La gran actuación de Bottinelli, impasable en el mano a mano, seguro siempre, factor fundamental para frenar el último toque de los cordobeses, oportuno en los cruces sobre cualquiera de los laterales.

2) La excelente producción de Cristian Ledesma, el más parejito de todos en el medio, el que robó más y se ubicó y distribuyó mejor.

3) La racha de Malingas Jiménez, que a mitad de semana estaba donde tenía que estar para definir el encuentro del otro torneo ante Racing y ayer estaba donde tenía que estar para cabecear un centro de Osmar Ferreyra que se desvió en la cabeza de un defensor de Belgrano, sobre el epílogo del primer tiempo.

4) Los acertados cambios que hizo Ramón Díaz cuando mandó a la cancha al Burrito Rivero (la gente lo quiere, él respondió con una gran entrega y una monumental apilada que iluminó el partido) por el discontinuo Gastón Fernández y a Acevedo por Hirsig, que estaba amonestado y hacía rato que no cazaba una. Con Acevedo y Rivero, Cristian Ledesma se sintió mucho más acompañado.

Belgrano tuvo demasiados altibajos. Arrancó el partido con algunas gotas de ambición y puso en aprietos a Orión con un remate de Ríos, pero no tuvo mucha continuidad y desde los 10 minutos hasta el final de la etapa amontonó volantes para embarullar el juego de Osmar Ferreyra y Gastón Fernández, y limitó sus posibilidades ofensivas a alguna aislada excursión ofensiva.

En el segundo tiempo, después de un tiro libre de Serrizuela que hizo reventar la pelota contra un poste, Belgrano se dio cuenta de que podía ir por más y que su rival mostraba algunos síntomas de pánico del medio hacia atrás. Sin embargo ocurrió que el conjunto visitante ya no tuvo ninguna otra situación de gol clara como aquel misil de Serrizuela, y todas sus intenciones terminaron diluidas en la llegada a la zona de influencia de Orión.

Durante algunos minutos pareció que a San Lorenzo se le caía la estantería (Méndez, amonestado, cometió una mano intencional que le pudo costar la expulsión), pero Bo-ttinelli, Ledesma y compañía sostuvieron el resultado.

San Lorenzo, que no jugó bien, como queda claro, volverá el próximo domingo a la Bombonera anímicamente agrandado. Tiene mucha sed de venganza porque ése será el primer encuentro oficial después de aquel insólito e inolvidable 7 a 1 del Gasómetro.

Estadio: Boca (local San Lorenzo).

Gol: 43m Jiménez (SL).

Cambios: 45m, Cervera (5) por Ríos (B); 63m, Rivero (6) por Fernández (SL); 65m, Aimar por Donnet (B); 65m, Acevedo por Hirsig (SL); 68m, Maldonado por Turus (B); 85m, Acosta por Lavezzi (SL)