Lunes, 9 de abril de 2007 | Hoy
FúTBOL › RUSSO VS. LA VOLPE EN LOS BANCOS
Por Juan José Panno
Miguel Angel Russo y Ricardo La Volpe fueron involuntarios protagonistas de un partido aparte, de un duelo que ellos no propusieron, pero en el que se vieron involucrados por el cruce de presente y pasado que representan para ambos los clubes que ayer estuvieron frente a frente en Liniers.
Russo se fue mal de Vélez y ahora está en Boca. La Volpe se fue mal de Boca y ahora está en Vélez. Y aunque las circunstancias del alejamiento de cada uno fueron diferentes, la letra y la música de la recepción fue la misma.
Los hinchas de Vélez se largaron con un insulto clásico cuando por los altavoces anunciaron el nombre del entrenador de Boca, tras la alineación del equipo. Los hinchas de Boca respondieron del mismo modo. Un ratito más tarde, cuando todos entraron a la cancha, se repitieron los insultos. Un detalle: ni los de Boca salieron a dar la cara por Russo (que es lo que habitualmente ocurre cuando el DT o un jugador del equipo propio es insultado) ni los de Vélez defendieron a La Volpe.
La bronca de los locales también se exteriorizó con algunas banderas sueltas, con inscripciones críticas. Trapos blancos en realidad, escritos de apuro con marcador negro en casi todos casos. Lo acusaban de “traidor” y “mercenario”, básicamente. Al final del partido, en la conferencia de prensa, algunos hinchas de Vélez atacaron verbalmente a Russo, quien se fue contrariado.
Los hinchas de Boca se burlaron del actual entrenador de Vélez cuando se produjo el segundo gol. La jugada fue así: Sessa sacó hacia Pellegrino con la intención de arrancar la jugada desde el fondo. El pase fue corto y Pellegrino esperó demasiado que la pelota saliera del área para ponerla en juego. La ingenuidad del defensor se agigantó cuando lo apretaron Palermo y Palacio y este ultimo se llevó el balón y definió después de desacomodar a Sessa. La cadena de errores tiene tres eslabones fundamentales:
1) La Volpe, que transmite la idea de salir jugando siempre, ante jugadores que lo entienden literalmente y arriesgan cuando no se justifica.
2) Sessa, que sacó débil.
3) Pellegrino, que no fue al encuentro de la pelota cuando todavía estaba en el área, lo que hubiera determinado la repetición del saque de arco y una reconvención del árbitro, pero no un gol en contra.
“Salí jugando la puta que te parió”, se mofaron los boquenses recordando que Bobadilla y Silvestre fueron protagonistas de una jugada parecida en un superclásico en el Monumental cuando el Bigotón era el entrenador del club de la Ribera.
Silvestre, que en el partido final de Boca contra Estudiantes del torneo anterior no fue tenido en cuenta por La Volpe (jugó Cahais) también pareció disputar un partido aparte. Y redondeó una buena actuación. Por otra parte, el actual entrenador del club de Liniers, que alguna vez había dicho que un jugador como Riquelme no tenía lugar en sus esquemas (“siempre jugué con dos Riquelmes”, corrigió en esta semana), debió soportar la buena actuación del enganche de Boca. A la luz de la excelente producción del pibe Ocampo en el segundo tiempo, cobra vida la contradicción: ¿por qué no lo puso de entrada? De la mano de Ocampo, Vélez puso en aprietos a su rival en casi todo el segundo tiempo y cuando Pellegrino marcó el descuento trajo a la memoria de todos el último enfrentamiento entre ambos equipos. En aquella oportunidad Vélez, dirigido por Russo, vencía 2-0, pero Boca, dirigido por La Volpe, lo dio vuelta y ganó 3-2. Esta vez nada se dio vuelta.
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