FúTBOL › OPINION
› Por Daniel Guiñazú
Hoy parece que sí, que entre San Lorenzo y Boca está el nombre del campeón del Clausura y que Estudiantes quedó un par de pasos atrás en la lucha, luego de su vibrante empate sabatino ante Newell’s. La solidez de los dos equipos (con más brillo individual en Boca que en San Lorenzo) contribuye a robustecer la apuesta. Pero sería apresurado cerrar el listado a partir de lo que pasó este fin de semana. Aunque todavía faltan tres fechas, habrá más noticias para este boletín.
En las dos próximas jornadas, San Lorenzo no tendrá alivio: visitará a Argentinos en su cancha chica de La Paternal y recibirá a un Arsenal que suele pisar fuerte lejos de Sarandí. Pero en la última fecha enfrentará en el Sur a Quilmes. Ningún partido se gana antes de jugarlo. Pero vérselas con un equipo ya descendido es un plus a la hora de una definición que puede llegar a ser pareja.
Boca tiene una desventaja: su participación en la Copa, que le exigirá concentrar todas sus energías para ganarle la semifinal a Cúcuta y para una hipotética final. Fútbol por fútbol, podría jugarse a ganar los tres partidos que le quedan (Colón y Lanús como visitante, Belgrano como local) y esperar un desliz de San Lorenzo para ser campeón, o al menos, para dar pelea hasta lo último. Pero la Libertadores es una obsesión en el barrio de La Boca. Y si es necesario optar, lo hará sin ponerse colorado. Los jugadores quieren hacer el esfuerzo y exigirse a fondo con tal de llevarse los dos títulos. Pero la Copa en ningún caso se pondrá en riesgo por atender el Clausura.
Lejos de estos dos, pero listo para dar el zarpazo al menor descuido, está Estudiantes. Cinco puntos de distancia cuando quedan nueve en juego, parecen indescontables. Y ya no le quedan alternativas: si igualara el domingo con Racing en Avellaneda, y San Lorenzo venciera el viernes a Argentinos, sus chances se habrán acabado y los dos partidos finales con Argentinos en La Plata y Arsenal en el Viaducto sólo tendrán efectos decorativos.
San Lorenzo es, entonces, el principal candidato. Y Boca, el único enemigo. Pero, dando vueltas en el reglamento, hay algo que puede meter muchísimo ruido a la hora de la definición: si fuera finalista de la Copa, Boca está habilitado para solicitar la suspensión de su partido de la última fecha ante Lanús, previsto en principio para el 17 de junio, cuatro días antes del desquite de la final que se juega el 21 de junio. Si esto sucediese, San Lorenzo también pediría que no se dispute su partido ante Quilmes, con lo cual sólo quedaría el domingo 24 para resolver el campeonato. Si se tiene en cuenta que, para entonces, Basile estará poniendo a punto la Selección que participará en la Copa América y que Boca aportará al plantel a Ibarra, Daniel Díaz y Palacio, el zafarrancho puede ser memorable. Pero para eso falta, sólo hay que esperar el curso de los acontecimientos (y que las brujas hagan su trabajo).
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