FúTBOL › ARRANCA LA COPA AMERICA 2007 EN VENEZUELA, CON LA SELECCION COMO PRINCIPAL CANDIDATA A GANARLA
Lo dijo en voz alta Dunga, el técnico brasileño, pero lo piensan con enorme ilusión en la delegación argentina. Es que, por presencias propias y por ausencias ajenas, el equipo de Alfio Basile –armado con lo mejor que tiene el fútbol argentino hoy– es candidato a quedarse con el certamen.
› Por Ariel Greco
“Argentina es el favorito.” La frase no pertenece a ninguno de los integrantes de la Selección Argentina, que a partir del jueves buscará el título de la Copa América en Venezuela. Su autor es Dunga, el entrenador de Brasil. Y si bien puede ser parte de una estrategia para quitarles presión a sus jugadores, también marca una realidad concreta: por figuras propias y por ausencias ajenas, el equipo de Alfio Basile es el principal candidato a quedarse con el certamen y está mentalizado en ello.
Está claro que el primer gran objetivo de la segunda etapa de Basile pasa por ganar el torneo que arrancará mañana en Mérida. Lejos de utilizar la Copa como banco de pruebas, Argentina llegó a Venezuela con su máximo potencial para tratar de obtener el título, algo que no se consigue desde 1993, precisamente con Basile como entrenador. Y en ese punto, el técnico marca una diferencia concreta con sus antecesores, que no le dieron trascendencia a la participación de la Selección en este certamen. En Uruguay ’95 y, en especial, en Bolivia ’97, Daniel Passarella no llevó el mejor equipo posible. Lo mismo ocurrió con Marcelo Bielsa en Paraguay ’99, que no contó con la mayoría de los mundialistas en Francia ’98. En Colombia 2001, Argentina ni siquiera concurrió a disputar el campeonato, en una muestra de desinterés llamativa, con el falaz argumento del “temor por la seguridad”. Y en Perú 2004, Bielsa optó por la base del conjunto que luego obtendría los Juegos Olímpicos, en aquel proceso de reestructuración que no terminó de llevar a cabo por falta de energía.
Para Basile, la Copa América tiene un significado especial. En su primera experiencia al frente de la Selección, este certamen fue el que le brindó las mayores satisfacciones, con los títulos en Chile ’91 y Ecuador ’93. En el primero mostró el pico de rendimiento de su ciclo, con Gabriel Batistuta y Claudio Caniggia conformando una dupla letal en el ataque. Ya en el segundo, el equipo mostraba signos de desgaste, en el final de la racha de 33 partidos invictos y que luego desencadenaría en el 0-5 ante Colombia.
Sin embargo, muy diferente resulta el proceso de Basile en esta etapa en comparación con aquel momento. Luego del Mundial ’90, el nuevo entrenador argentino inició una marcada renovación de jugadores, con un fuerte predominio de los futbolistas jóvenes y que actuaban en el país. De esa manera, apenas el arquero Sergio Goycochea, el capitán Oscar Ruggeri y Caniggia sobrevivieron del plantel subcampeón del mundo en Italia ’90 para la Copa América de Chile.
Ahora, el ex técnico de Boca pareció buscar en el inicio una estructura similar, con la convocatoria de futbolistas del medio local. No obstante, con un solo amistoso para esos jugadores, sin demasiado suceso –empate 0–0 ante Chile en Mendoza–, y con el correr de los entrenamientos, Basile se decantó por los históricos, e incluso redobló la apuesta con los llamados a Javier Zanetti y Juan Sebastián Verón, dos jugadores de larga trayectoria en la Selección, pero que no estuvieron en el Mundial de Alemania. Ellos dos, más catorce integrantes del plantel que condujo José Pekerman, marcan la experiencia que tiene el grupo que actuará en Venezuela.
Ante esta circunstancia, y la ausencia de las principales estrellas brasileñas, como Ronaldinho, Kaká, Ronaldo o Adriano, resulta irrefutable que Argentina cuenta con el plantel más rico en individualidades del certamen, sobre todo de mitad de cancha en adelante. Y la cotización de un par de sus figuras supera la suma de sus rivales, con Lionel Messi como la joya más reluciente. Y por si fuera poco, con Juan Román Riquelme en busca de revancha y con la intención de revalidar en la Selección todo el repertorio que exhibió en la conquista de la Copa Libertadores con Boca. A ellos se les agregan Crespo, campeón con Inter; Verón, figura en el título de Estudiantes; Diego Milito, goleador con Zaragoza; Aimar, de nuevo importante en la Liga española; y Palacio, clave en la Copa de Boca.
Más allá de ese abanico de posibilidades, Basile tiene muy claro el equipo en la cabeza, con la apuesta de juntar a Riquelme y Verón en la mitad de la cancha, entregarle libertad a Messi de tres cuartos de campo en adelante, colocar a Crespo como referencia de área y arrancar con Tevez en el banco de suplentes. De mitad de cancha para atrás, no hay demasiado misterio. Abbondanzieri será el arquero titular, mientras que Zanetti, Ayala, Gabriel Milito y Heinze conformarán la última línea. Mascherano, como volante de recuperación, y Cambiasso, a su costado izquierdo, completan los once que Basile pretende que salgan de memoria, su premisa básica como entrenador.
Así está planteado el desafío para la Selección. El jueves será el turno del debut ante Estados Unidos, que viene dulce tras ganarle ayer a México la final de la Copa de Oro de la Concacaf. Luego vendrá Colombia, un equipo que está en busca de su identidad. Y una semana después será el cierre del grupo ante Paraguay, el rival que pinta más complicado a partir de la conducción de Gerardo Martino como entrenador. Claro que por las ambiciones de Basile y sus players, la calidad del plantel y el hambre de conseguir un título en mayores después de 14 años, pasar de fase no debería ser problemático, más teniendo en cuenta que pasan los dos primeros y dos de los tres mejores segundos.
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