Boca fue de paseo al sur y se llevó una histórica victoria de un reducto que, a priori, parecía complicado. Cuatro goles de Martín Palermo –el hombre de la cancha–, uno de Gracián y otro de Ledesma redondearon un 6-0 perfecto ante un Banfield inexistente. Fútbol-Tenis.

Se enojó Boca. Dijo: “Acá estoy yo, señores”. Ya había ganado Independiente, ya había ganado River, pero Boca nuevamente volvió a dar la nota de la fecha y consiguió un avasallante 6-0 como visitante frente a Banfield. Rápidamente el equipo de Miguel Angel Russo comenzó a diagramar su noche perfecta. Primero aprovechando cada horror defensivo de un rival pálido, desconocido, sin oposición. Y también Palermo comenzó a forjar su noche de resurrección, luego de un comienzo de campeonato en el que no había estado muy preciso.

A los 6 minutos, el goleador se lo llevó por delante a Lucchetti y puso el primero. Y, de a poco, todo Boca se fue llevando por delante a todo Banfield y lo destrozó.

- Con un Battaglia pleno. El mediocampista central de Boca manejó los hilos de su equipo y fue el dueño del mediocampo, a pesar de que Banfield presentó dos hombres en ese sector.

- Con un Dátolo protagonista. El zurdo jugó su partido aparte con la hinchada local, esa que antes lo aplaudía y ayer lo insultó. Junto con Gracián comandó cada ataque del equipo visitante e hizo del césped –rápido por toda la lluvia acumulada– su mejor aliado.

- Con un sólido trabajo de su defensa. Buen trabajo de Ibarra y acierto del entrenador en sostener a Paletta, quien nuevamente mostró firmeza ante cada cruce a los costados.

- Y con dos delanteros imparables. Cada uno desde su rol mostró lo mejor de su repertorio. Palacio, ensuciando cada salida de la defensa local y ubicado siempre en el sector opuesto a la pelota para recibir con espacios. Palermo, inventando goles donde no los hay, como en el primero, cuando fue a buscar un centro alto y para otros inofensivo de Morel Rodríguez, y ganando confianza de la manera que mejor sabe: haciendo goles. El segundo suyo y de Boca llegó tras una lenta salida de Buján y una buena definición del goleador ante la atorada de Lucchetti. La pelota se acercó en cámara lenta hacia la línea de gol y el línea lo convalidó ante el esfuerzo de la defensa local por despejar.

A partir de allí el partido dejó de ser tal. Sólo era cuestión de ver cuántos goles hacía Boca ante un Banfield sin respuestas. Y llegó el tercero, otra vez de Palermo, esta vez de penal, una faceta que había dejado de lado, pero que retomó para llevar a Boca bien arriba y para acercarse a la marca de Varallo.

Por si quedaba alguna duda de que sólo era una utopía pensar en una remontada del equipo de Llop, los de Russo volvieron a pegar en momentos clave. Primero al cierre de la primera mitad, con una buena jugada colectiva por derecha que terminó definiendo Gracián. Después al inicio de la segunda con un nuevo optimismo de Palermo que estuvo en el lugar justo y empujó a la red un rebote de Lucchetti. Sobre el final, Ledesma puso el moño, anotó de penal y llevó el resultado a cifras tenísticas.

Soberbia actuación de Boca. Perfecta: sin falencias defensivas y con un potencial para temer de mitad de cancha hacia adelante. Lo trituró a Banfield. Transformó su excursión al sur en un paseo memorable, se subió a la cima del campeonato y, por si alguien tenía alguna duda, dejó bien en claro que está más vivo que nunca.

Estadio: Banfield.

Arbitro: Gustavo Bassi.

Goles: 6m, 21m, 27m, 48m Palermo (BJ), el tercero de penal; 37m Gracián (BJ); 80m Ledesma, de penal (BJ).

Cambios: 45m C. Maidana (4) por Figueroa (BA); Civelli (4) por Barrales (BA); 68m Boselli por Palermo (BJ) y Bueno por Palacio (BJ); 71m Cardozo por Dátolo (BJ); 72m Villarreal por Buján (BA).