FúTBOL › EMPATO CONTRA ESTUDIANTES
Jugando como lo hizo ayer, no tiene posibilidades de pelear por el título. Fue 1-1 con goles de Piatti y Palermo.
› Por Juan José Panno
Las ondas expansivas de la derrota contra River todavía se sienten en La Boca. Y encima Palacio declara que ya no es el de antes porque los rivales le tomaron la mano; Russo carga primero sobre el pibe Banega y luego lo castiga obligándolo a concentrarse, y la división entre los más jóvenes y los más viejos del plantel se ahonda. El clima previo presagiaba inevitables nubarrones. Y llovió decepción nomás: Boca jugó mal especialmente en el primer tiempo y perdió dos puntos vitales.
La gente se fue de la Bombonera en silencio, lo cual no llama la atención dado el resultado, pero alentó poco en los últimos minutos con el partido 1-1 y esto sí es novedoso. Una explicación posible es que los hinchas empezaron a resignarse ante un equipo que transmite poco y ya no asusta a sus rivales.
El primer tiempo de Boca fue una pesadilla que empezó cuando se durmieron todos en la media vuelta de Piatti, siguió con los nervios del pibe Roncaglia, los pases errados de Morel, la inexpresividad de Gracián, la confusión de Battaglia, el enredado empeño de Ledesma y la ausencia sin aviso de Palermo. Otro Estudiantes, el de no hace mucho, con Sosa, Braña, Pavone,Verón y Calderón, le hubiera pintado la cara. Este de ahora, un equipo de segunda línea, no supo aprovechar las ventajas que le dieron. Piatti –el mejor jugador de la cancha– tuvo poco acompañamiento y por eso Boca la sacó barata con el 0-1 que cerró la primera parte. Porque si bien es cierto que el equipo de Russo pudo empatar con un zurdazo de Ibarra que dio en el travesaño, Estudiantes tuvo en la cabeza de Piatti y en los pies de Maggiolo y Salguero excelentes oportunidades que no capitalizó.
En el segundo tiempo, Boca despertó porque salió con actitud; porque Estudiantes se metió muy atrás; porque Bueno entró por Gracián y porque Alvaro González empezó a pesar en las cercanías del área rival. La salida de Gracián estaba cantada, pero el cambio que enseguida hizo Russo (Cardozo por González) no lo entendió nadie. Mucho menos cuando Nery empezó a tirar centros al segundo palo que normalmente terminaban con la pelota en el banderín del corner. El otro cambio (Bertolo por Battaglia, por lo que Ledesma pasó a jugar como volante central) apuntó a reforzar las posibilidades. A esa altura la cancha estaba inclinada hacia el arco de Andújar y por eso no sorprendió que en el centro número mil quinientos Palacio la bajara de cabeza y Palermo sólo la empujara a la red, anticipándose a la salida del arquero. Si se lo busca tanto, si la fórmula se repite una y otra vez, alguna se tiene que dar. Palermo jugó muy mal, se enojó demasiado con el árbitro y pateó al arco un par de masitas cuando lo más aconsejable era el pase. Hace rato que Palermo viene jugando mal, pero se mantiene en el puesto por portación de trayectoria.
La ayudita de Furchi (echó mal a Pablo Alvarez, le perdonó la vida a Paletta) no le alcanzó a Boca para ganar el partido. Sus aspiraciones en el campeonato están atadas con alfileres oxidados.
Estadio: Boca.
Arbitro: Rafael Furchi.
Goles: 1m, Piatti (E); 72m, Palermo (B).
Cambios: 61m, Bueno por Gracián (B); 64m, Cardozo por González (B) y Lugüercio por Maggiolo (E); 70m, Bertolo por Battaglia (B); 73m, Wílchez por Salgueiro (E); 81m, Basanta por Moreno y Fabianesi (E).
Incidencias: 74m, expulsado Alvarez (E); 80m, expulsado Ledesma (B).
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