El nuevo desafío que tiene Diego Simeone por delante no será para nada sencillo. El flamante entrenador de River se hará cargo el 3 de enero próximo de un plantel cargado de conflictos y desencuentros. Los desajustes administrativos en el club desembocaron en una de las peores actualidades futbolísticas, y el ex técnico de Estudiantes estará en la mira de acuerdo al nivel que alcance el equipo. La gran incógnita será saber si Simeone podrá absorber él solo el malestar de la gente en los momentos adversos, o si toda la responsabilidad volverá a recaer en los directivos, con el presidente José María Aguilar a la cabeza.

La determinación de ir en busca de Ramón Díaz en primera instancia no fue casual, debido a la aceptación que tiene el riojano en el público, pero sobre todo porque eso le permitía a las autoridades sumar tranquilidad interna. De esa manera, y más allá de las encuestas que lo ubicaban a Simeone como el preferido, seguramente será observado con detenimiento en cada uno de sus movimientos.

A pesar de que el plantel de River posee nombres de mucha calidad técnica, el ex volante ya solicitó jugadores de peso para poder lograr el mayor anhelo de la institución: la Copa Libertadores. Sebastián Abreu, Facundo Quiroga, Diego Placente y Andrés D’Alessandro están entre las prioridades, aunque las gestiones por algunos de ellos no serán nada sencillas. Inclusive, Placente y D’Alessandro habrían tenido contactos con Ramón Díaz, quien los pretende llevar a San Lorenzo.

Pero al margen de los apellidos, la falta de una identidad de juego ha sido el mayor problema que tuvo River en los últimos años. Ni siquiera Daniel Passarella, luego de dos años de trabajo, ha podido darle esa característica al plantel. En ese sentido, también influyó el distanciamiento que existe entre los propios jugadores, sobre todo entre los más grandes y los jóvenes, algo que el nuevo conductor tendrá que ordenar con mucha velocidad.

La tarea que ha realizado Simeone en Estudiantes tuvo su punto máximo con el título logrado el año pasado, quitándole ese privilegio nada menos que a Boca. En ese tiempo, Simeone ha variado sus planteos en el campo, y se despidió de la La Plata eligiendo jugar con un líbero y dos stoppers en defensa, cuando al principio se inclinaba por una marca zonal.

Otro de los aspectos para destacar está en el ataque, donde Simeone pasó de presentar a dos delanteros de área (Pavone y Calderón), a ubicar un solo atacante en esa zona. En el mediocampo también ofreció variantes, debido a que en muchos partidos presentó dos volantes centrales y otros dos por los costados, y a veces lo hizo con sólo un hombre en el medio y desprendiendo más gente en ofensiva.

En River tendrá material para poder buscar las mejores opciones, principalmente del medio hacia adelante. Belluschi, Fernández (uno de estos dos puede ser transferido), Ahumada, Domingo, Ponzio, Ortega, Buonanotte, Falcao, Ruben, Rosales, y Ríos le otorgan distintas opciones, además de los que podrían llegar en los próximos días.

Ese será el terreno en el cual se desempeñará Simeone, que firmó su vínculo con River hasta fines de 2008. El técnico de 37 años será el sucesor de Passarella, que curiosamente fue entrenador de Simeone en el seleccionado argentino, cuando lo citó durante el ciclo que finalizó en el Mundial de Francia 1998, donde una de las imágenes más recordadas de aquél certamen fue la “viveza” de Simeone para provocar la expulsión de la estrella inglesa David Beckham. Después de diez años, Simeone ocupará el sitio de un ex conductor suyo.