FúTBOL › ORTEGA VS. D’ALESSANDRO
La lesión del volante de San Lorenzo, que fue silbado por los hinchas de River, aguó las perspectivas de un choque de talento. A Ramón Díaz le llegaron los aplausos de la tribuna local, pero Placente sólo despertó indiferencia.
› Por Adrián De Benedictis
No era una tarde más la de ayer para River y San Lorenzo. El duelo tenía varios escenarios de atracción en el estadio Monumental, debido a que algunos de los protagonistas se presentaban en esa cancha, pero desde la otra vereda. En primer lugar, Ramón Díaz –que ganó siete títulos con el equipo de Núñez– se presentaba por primera vez en River, pero del lado visitante. Además, otro hombre surgido de las entrañas de la institución, Andrés D’Alessandro, llegaba con San Lorenzo para disputarse el podio del más destacado junto a un ex compañero, nada menos que Ariel Ortega, el último ídolo que sigue enamorando a los hinchas de River.
El momento de la aparición de ambos planteles en el campo fue muy esperado, sobre todo para saber cuál sería la reacción de los locales hacia sus ex protegidos. Y más allá del desencuentro que tuvo Díaz a fines del año pasado, cuando estuvo muy cerca de regresar a River y todo desembocó en su continuidad en San Lorenzo, los hinchas exhibieron su fidelidad hacia el riojano que les dio enormes alegrías. Cuando el ex goleador asomó su rostro por la manga, inmediatamente un gran número de fotógrafos siguió sus pasos.
El instante clave fue cuando se ubicó delante del banco de suplentes. Los aplausos hacia él bajaron desde todos los rincones del estadio para llevarse la mayor ovación. Como señal de agradecimiento, Díaz levantó sus dos brazos para saludar a la gente, y ahí pareció tener a todos rendidos a sus pies. De esa manera, cuando muchos directivos de River siguen molestos por el desplante que les hizo el conductor en aquel momento y pretendían que la gente se lo hiciera saber ayer, el fastidio de ellos fue mayor ante semejante muestra de afecto. “Voy a volver a River cuando yo quiera”, sentenció el técnico a principios de este año, para ponerle más condimento a esa novela del retorno.
Otro de los enfrentamientos esperados era saber quién sería más determinante dentro de la cancha. Curiosamente, esa disputa estaba centrada entre dos hombres surgidos de Núñez. Y por lo que sucedió en el juego, la “pelea” no pudo realizarse ante la lesión que sufrió D’Alessandro y que lo obligó a retirarse a los 23 minutos. Al principio, en el anuncio de los titulares por los altoparlantes, Ortega fue ampliamente favorecido por sus seguidores, quienes le brindaron fuertes aplausos. Para el ex Zaragoza, los de River sólo respondieron desde el sector de plateas, y el resto se mantuvo expectante.
En algunas de sus intervenciones, D’Alessandro llegó a recibir silbidos desde distintos sectores. Y cuando el problema físico no le permitió continuar, se fue entre abucheos de una parte y aplausos de otra. En cambio, en el momento que Ortega le dejó su lugar a Rosales, a los 29 minutos del segundo tiempo, el estruendo fue unánime. El que nunca pareció que vistió la camiseta de River fue Diego Placente, debido a que la indiferencia que le mostraron fue total. Es que lo más interesante estaba ubicado en otros nombres.
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