“Te querés matar/te querés matar, San Lorenzo/te querés matar...” La hinchada de Argentinos Juniors entendió muy bien el silencio de los miles de cuervos que colmaban su tribuna y golpeó duro con el cantito. Un instante antes, el árbitro Diego Abal había marcado el final; un par de minutos antes, Argentinos había conseguido el gol que le permitió ganar un partido que parecía condenado al empate clavado.

El gol –logrado en artículo mortis, como diría el maestro Fioravanti– fue uno de esos que sienten como una patada al hígado quienes lo padecen: remate débil, casi de compromiso (Delorte), error del arquero (Orion) que no retiene la pelota y aprovechamiento del jugador que anda por ahí (Gabriel Pérez). Con esa inesperada conquista, Argentinos cortó la serie de triunfos al hilo de San Lorenzo y mantuvo su excelente rendimiento matemático en la canchita de La Paternal: cinco jugados, tres ganados, dos empatados. El equipo que dirige Pipo Gorosito, que suma poco cuando debe salir (uno ganado, cuatro perdidos), conoce todos los recovecos de su cueva y suele complicar a cualquiera, aunque no siempre juega bien.

Ayer, contra San Lorenzo, fue inexpresivo en el primer tiempo, pero mejoró en el segundo, con la entrada de Peñalba, y cambió golpe por golpe en el último cuarto de hora, hasta que se encontró con la mano de nocaut.

Ramón Díaz hizo ocho cambios respecto del equipo que se aseguró la clasificación en la Copa, pero como tiene un jerarquizado y numeroso plantel no se puede hablar de equipo muletto. Al margen de Orion (jugó todo, Copa y campeonato), Menseguez, Romeo, Hirsig, Tula y Aureliano Torres, por citar algunos ejemplos, no son futbolistas de segunda categoría. Y el Pelado Díaz puede apelar a la rotación. Casi le sale bien, porque el equipo ganaba 1-0 hasta terminada la primera mitad del segundo tiempo, vislumbraba un poco más de luz en el horizonte y sintió que volvía a sumar de a tres.

En el horrible primer tiempo hubo más pelotazos que bochas contra el piso; más rechazos apurados que pases precisos; más errores que aciertos; más lucha que juego, al punto que se dio una curiosa jugada en la que Hirsig y Hauche plantearon una dura porfía en la mitad de la cancha por una pelota que, en realidad, estaba lejos de ellos. Hirsig debe haber creído que la tenía Hauche y Hauche que la tenía Hirsig. Una perlita.

San Lorenzo fue apenas un poquito más que su rival en la primera mitad del partido y se retiró al descanso con un gol en el bolsillo, por un penal que le hizo Caruzzo a Romeo y que convirtió Aureliano Torres. Había llegado antes con un remate de Emiliano Díaz y un cabezazo de Bottinelli. Argentinos, que en esa parte del encuentro se obstinó en atacar por izquierda, por donde recibía libre Alvaro Pereira, casi no inquietó a Orion.

El segundo tiempo fue mejor. Más movido, más intenso, con más emoción. Argentinos se beneficio con la entrada de Peñalba, San Lorenzo con la de D’Alessandro, los dos tuvieron llegadas y los dos arqueros venían respondiendo bien hasta que Orion se mandó la gran macana para alegría de los hinchas de Argentinos y para lamento de los hinchas cuervos que se querían matar, naturalmente.

Estadio: Argentinos.

Arbitro: D. Abal.

Goles: 47m. A. Torres (SL), de penal; 70m Barzola (AJ), de penal, 90m. Pérez (AJ).

Cambios: 45m Romero(5) por Mirosevic (AJ), 59m. Aguirre por Voboril (SL), 61m. Alvarado por J.M. Torres (SL), 61m. Peñalba por Ortigoza (AJ), 73m. D’Alessandro por E. Díaz (SL), 82m. Gabriel Pérez por Hauche (AJ).