En Olé del domingo salió un extenso reportaje del periodista Pablo Vicente a Mauro Boselli con un título sugestivo y premonitorio: “Nunca me pasó algo así”. La referencia era a su sequía goleadora: no marcaba desde el 23 de septiembre de 2007. “Nunca me pasó algo así”, podría repetir ahora, pero respecto de las tres pepas que metió en la gran noche del reencuentro. “Hay que estar tranquilo; lo bueno es que Ischia me felicitó por los últimos dos partidos. Me tranquilizó mucho, me dijo que había hecho lo que él quería y sólo me faltaba el gol”, contó en esa nota. La espera y el apoyo de Ischia dieron resultados. Los goles llegaron todos juntos: trillizos.

1) Buen pase en profundidad de Neri Cardozo. Exacto toque de zurda sobre la salida de Cuenca.

2) Error de Matellán. Toque de Gracián, rebote y pelota en el borde del área para Boselli. Miró, midió, calculó y –a lo Riquelme– la puso contra el palo izquierdo del arquero, que no pudo hacer nada.

3) Jugada confusa en el área de Arsenal, un rebote, dos, y chilena espectacular de Boselli para sellar el resultado.

Tres goles en un ratito. Nunca le había pasado algo así. Tampoco imaginó que iba a terminar ovacionado una hora después de que escuchara murmullos de desaprobación cuando falló un cabezazo, cuando se hizo pivot y devolvió mal un par de pelotas. Si Arsenal hubiera ganado 1-0 con ese cabezazo aislado de Leguizamón en el arranque del segundo tiempo, a estas alturas se estaría pensando en un destino similar al de Bracamonte, que juega en Rusia; o a los de Marioni y Moreno, que juegan en México. Los murmullos que también subrayaron algunas intervenciones de Gracián y Neri Cardozo (¿seguirán en Boca en el próximo torneo?), se apagaron cuando le sonó el despertador a Boselli y en un ratito Boca liquidó un partido que debió ganar por un diferencia mayor. Ya en el primer tiempo, el cuadro alternativo de Ischia había jugado mucho mejor que su rival. Las claras situaciones de gol que había producido no se concretaron por la buena tarea de Cuenca, el mejor de su equipo.

Pero ni Cuenca ni la prolijidad habitual de la formación de Alfaro, ni la acumulación de volantes y defensores en las últimas líneas pudieron impedir que el incesante martilleo de Boca terminara por quebrar la resistencia. Antes y después de los tres goles, el mismo Boselli, Ledesma, Noir y Gaitán habían estado muy cerca del gol.

La primera ovación de la noche había sido para Migliore. Cuando los jugadores encabezados por el capitán Ledesma llegaron en fila india hasta la mitad de la cancha, el aliento surgió desde los cuatro costados para el arquero, a quien respaldaban luego del macanazo del segundo gol de Fluminense en la cancha de Racing. Migliore no intervino demasiado porque Arsenal atacó poco y nada, pero en los últimos minutos erró un rechazo con los puños y convocó a los fantasmas de cara a la segunda semifinal del miércoles próximo.

La última ovación fue para Boselli. Nunca le había pasado nada así.

Estadio: Boca.

Arbitro: Juan Pablo Pompei.

Goles: 46m, Leguizamón (A); 58m, 74m y 80m, Boselli (B).

Cambios: 46m, Noir (6) por Mouche (B); 70m, Civit (5) por Andrizzi (A); 75m, Jara (A) por Garnier y Gaitán (B) por Gracián; 85m, Benavídez (B) por Cardozo.