A la salida de la cancha de Boca se prendía la hoguera con los muñecos más a mano. Ischia, porque puso una línea de tres y encima hizo mal los cambios; Riquelme, que no la tocó; Caranta, que se borró; el pibe García, que al final no era lo que parecía; Battaglia y Vargas, que tienen que tomarse un descanso; Paletta y Cáceres, que cada día juegan peor; Dátolo, que es un barullero; Palacio, que no se cura de su maldita pubialgia.

La hoguera crecía potenciada por otros hinchas en situación de duelo que tiraban números como bidones de nafta: tercera derrota consecutiva; segunda al hilo en la Bombonera; ocho puntos de distancia respecto de San Lorenzo; siete puntos de distancia del fondo de la tabla.

Claro que nada de lo que se decía al final del partido se pudo escuchar al final del período inicial, cuando Boca ganaba 1-0 y ganaba bien, claramente, porque había manejado mejor la pelota y el terreno, porque lo había tenido a Riquelme a la altura de su clase y el equipo había creado cuatro situaciones de gol contra una de su rival. Boca cuatro: cabezazo de Viatri en el travesaño, remate desviado de Ba-ttaglia solo debajo del arco, remate de zurda de Riquelme después de una gran jugada individual y precioso cabezazo de Viatri a la red, después de un centro de Vargas. Estudiantes 1: media vuelta de Gastón Fernández y remate no muy fuerte bien tapado por García.

La historia cambió en el segundo tiempo, porque Estudiantes tomó más protagonismo y porque el gol de Galván (un buen zurdazo cruzado que no encontró una gran reacción del arquerito García) pesó una tonelada en el ánimo del Boca vacilante de estos tiempos. Un ratito más tarde, otro zurdazo (Benítez de tiro libre) terminó de poner nocaut a Boca, que no lo tenía a Riquelme en su nivel, no encontraba la pelota y llegaba tan poco como Estudiantes en el primer tiempo. Pero, como suele ocurrir en estos casos, las imágenes de lo que ocurre en los últimos tramos (y especialmente las que modifican los resultados) borronean todo lo anterior y queda la falsa idea de que el que ganó hizo todo bien y el que perdió, todo mal durante los noventa minutos.

¿Se equivocó Ischia al poner una línea de tres? Con el resultado puesto puede pensarse que no es muy lógico ensancharles los espacios a Cáceres y Paletta, teniendo en cuenta que vienen en picada. Pero la verdad es que en el primer tiempo no tuvieron problemas para contener los tibios ataques de Estudiantes. ¿Se equivocó Ischia al no sacarlo a Riquelme? No, un jugador tan desequilibrante como él puede apagar cualquier incendio, aunque esté jugando mal. Fue muy flojo lo de Riquelme en el período final, pero había sido brillante lo del primero. Cargar sobre Riquelme es tan injusto como hacerlo sobre el pibe García porque se comió el segundo gol.

No es sólo el pibe el que no tiene reacción. Todo Boca se desmiembra ante el primer contratiempo porque debe convivir con los fantasmas de sus últimas derrotas. Ese bajón del local fue directamente proporcional al agrande de Estudiantes, que aprovechó las oportunidades, no se dejó arrinconar luego de sus goles y, de la mano de un inspirado Verón, generó algunos pasajes de lujo que valieron tres puntos y un merecido aplauso.

Estadio: Boca.

Arbitro: Juan Pablo Pompei.

Goles: 33m Viatri (B); 62m Galván (E); 67m Benítez (E).

Cambios: 55m Benítez (7) por Bogado (E) 59m Carrasco (5) por Fernández (E) 61m González (5) por Chávez (B), 69m Gaitán por Dátolo (B); 69m Noir por Palacio (B), 79m Moreno y Fabianesi por Galván (E).