Lunes, 16 de febrero de 2009 | Hoy
FúTBOL › CRISTIAN FABBIANI SIGUE GANáNDOSE EL RECONOCIMIENTO DE LOS HINCHAS DE RIVER
El jueves entró y participó en la jugada del gol que resolvió un partido chivo. Ayer entró para dar vuelta el 0-1 de su equipo. Con sus más de 100 kilos, lejos del peso ideal, se metió a los hinchas de River en el bolsillo.
Por Juan José Panno
Helena, la Gorda de la brillante obra de Neil Labute, es una mujer sensual, divertida, romántica, inteligente y, por sobre todas las cosas, carismática. Le sobra amor pero, como también le sobran 30 kilos, la discriminación que padece le impide ser completamente feliz.
Cristian Fabbiani, que es tan carismático como Helena, no vio seguramente la obra, pero sabe muy bien de qué se trata eso de la discriminación. Ayer, cuando salió a la cancha en Arroyito, los hinchas de Central lo recibieron con un cantito tremendo:
–Borombombom / borombombon / no sos un ogro / sos un lechón.
Si Helena hubiera estado en el estadio, habría deseado que Fabbiani entrara a la cancha y se convirtiera en el héroe, o algo así. Y bien, algo así ocurrió: Fabbiani entró en el segundo tiempo cuando River perdía 1-0 y su entrada coincidió con la levantada general del equipo; mejor dicho, su entrada fue como una inyección de optimismo para todo el equipo. Y ocurrió que primero Galmarini y después el propio Fabbiani dieron vuelta la historia y le permitieron a River ganar los primeros tres puntos del campeonato.
Néstor Raúl Gorosito había declarado hace unos días que Fabbiani había llegado con sobrepeso y había que esperarlo. Pero las urgencias de River tienen más peso que el propio jugador. Entró el jueves en el partido por la Copa Libertadores y participó en la jugada del gol; y ayer estuvo poco más de media hora en la cancha. El ideal que se propone Gorosito es que juegue con 92 kilos; hoy anda por los 102, cinco menos que los que tenía cuando jugaba en Newell’s, siete más de lo que pesaba en sus mejores tiempos en Lanús.
“Fabbiani está para grandes cosas”, declaró el entrenador al final de un partido que venía mal para River y que terminó fenómeno porque los dos goles derrumbaron a Central.
El segundo de esos goles, el de Fabbiani, fue un zapatazo terrible desde afuera del área que no pudo controlar Jorge Broun, un poco tapado por un compañero. Fue el primero del Ogro en River, el punto de partida de una larga serie, se ilusionan los hinchas de la banda, que andan necesitados de un ídolo después de la ida de Ortega.
Fabbiani, que no tiene un gramo de tonto, sabe lo que se espera de él y por eso da indicaciones a su compañeros, se pelea con los rivales y de vez en cuando hace levantar a la tribuna con alguna pisadita en un costado de la cancha. No van a faltar los tontos que, en estos momentitos de gloria, hablen de idolatría y tracen paralelos con Alonso, Francescoli y Walter Gómez. Tampoco van a faltar quienes lo ataquen despiadadamente cuando venga la mala y opinen que no puede jugar en Primera un jugador con semejante peso. Por ahora Fabbiani disfruta de las bondades de ser, como Helena, alguien con mucho carisma. Hace bien.
Arbitro: Héctor Baldassi.
Estadio: Central.
Goles: 15m Caraglio (C); 62m Galmarini (R) y 67m Fabbiani (R).
Cambios: ST, 12m Fabbiani (7) por Rosales (R) y Andrés Ríos (5) por Buonanotte (R), 16m Escobar por Franzoia (C) y Zelaya por Ezequiel González (C), 21m Barrado por Abelairas (R) y 40m Gervasio Núñez por Choy González (C).
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