FúTBOL › OPINIóN
› Por Juan José Panno
El hecho es conocido, pero vale repasarlo. El sábado, en Ezeiza, los pibes de River y Boca protagonizaron una escandalosa pelea con trompadas, patadas voladores, codazos y varias persecuciones. Todo empezó cuando el árbitro cobró un penal a favor de River en tiempo de descuento. Protestó enérgicamente el DT de Boca, el ex futbolista Roberto Pompei, y luego se trenzaron los chicos. El árbitro expulsó a siete pibes, hubo varios lastimados y quedaron en la cancha el arquero y el ejecutor del penal. Finalmente se convirtió el gol y el partido terminó 2-2, pero éste es un detalle menor frente a la magnitud de los deleznables sucesos. Más lamentable que la actitud de Pompei y de la pelea en sí, son éstos los datos:
- En el sitio oficial de Boca no se escribió ni media línea de condena al escándalo. Se informa del resultado del partido y nada más.
- En el sitio oficial de River ni siquiera hay información sobre el partido. Nada.
En otra página no oficial de River se informa que hubo “un escandaloso final donde la banda terminó empatando heroicamente el encuentro”.
- La noticia publicada en La Nación y Crítica digital fue comentada por varios lectores. Aquí van algunos ejemplos que sintetizan el tenor de esas opiniones (sic):
1) Bosteros callence por que van a ligar! Jaaaajajajajaj.
2) Contame como esta tu trazero despues de tantas veces que los atendimos.... no te olvides que somos tus padres irrespetuoso.
3) Qué paliza comieron los de camiseta azul y amarillos! se llebaron un par de dedos y tapones...
4) Se la dan de compadritos y corrieron, incentivados por el propio tecnico. Si hubiera sido al revés, estarían todos los bosteros festejando lo “machitos” que son.
Pompei amagó una autocrítica, pero terminó mirando para el costado. “Lo que pasó debe ser un aprendizaje, porque no debo reaccionar y protestarle al árbitro como lo hice. Pero el árbitro también debe aprender de esto, porque adicionó cinco minutos y no era para tanto. Los chicos, los entrenadores y el árbitro deberemos hacernos cargo de lo que sucedió.”
Los chicos sí, deben hacerse cargo; pero antes que ellos, más que ellos, los grandes: los que deben hacer docencia; los que manejan el negocio pensando exclusivamente en el bolsillo; los periodistas que plantean que el fútbol es una cuestión de vida o muerte; los jugadores que simulan infracciones, pegan, reclaman tarjetas y quieren ganar a cualquier precio; los árbitros incapaces; los padres de los pibes que son, por lo general, los peores hinchas.
En una sociedad enferma resulta casi obvio que se den peleas como la de estos chicos y que casi no haya condena.
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