Boca vive de sus históricos. Con las ventajas y los problemas que ello supone. Por sus presencias –y también ausencias– que marcan una enorme diferencia con el resto en las buenas, cuando los campeonatos terminan en vueltas olímpicas. Pero también por el lastre que parecen representar en las malas, cuando el mal juego y los problemas de vestuario terminan por comerse entrenadores y llenar páginas en los diarios. El mejor ejemplo de esta situación es Martín Palermo, tal vez el referente principal en este momento de Boca. El que va en busca de convertirse en el máximo goleador histórico del club, aunque al mismo tiempo queda involucrado en una interna de la barra brava y recibe cuestionamientos de cuatro integrantes de la segunda línea en la última práctica en Casa Amarilla.

Si el partido hubiese terminado a los 79 minutos, justo antes de que Mouche ejecutara ese corner desde la izquierda, el goleador boquense hubiese recibido el puntaje más bajo de todos los protagonistas del encuentro. Pero no ocurrió. Quedaba tiempo. Y el papel estelar en este tipo de historias, está claro, siempre le pertenece a un tal Martín Palermo.

Entonces, con un cabezazo bombeado, Palermo vence a Caranta para que Boca se lleve del Sur una victoria que no merecía. Consigue subir su calificación del partido. Genera tener que revisar los archivos para sumar sus tantos, que ya son 207 con la camiseta azul y amarilla. Y obliga a hacer las cuentas para saber qué tan lejos está de Roberto Cherro en su búsqueda record: apenas doce tantos –una suma habitual en un campeonato suyo– lo separan de la mítica marca para convertirse en el máximo goleador histórico de Boca. Además, los datos ahora consignan que ya suma 198 goles en Primera División, cerca de alcanzar los 200, una cifra que parecía inalcanzable para un artillero de estos tiempos.

Hasta su cabezazo goleador, la producción de Palermo se limitaba a una nula participación en el circuito ofensivo, a perder el 90 por ciento de los pelotazos frontales que le tiraron, a no poder concretar la apertura del marcador porque se demoró al rematar un rebote que le quedó en el borde del área y a no poder concretar dos cabezazos en ataque, entrando por el segundo palo, como en el corner del gol. Pero conociendo a Palermo es probable que no hayan sido errores sino que estuviese afinando puntería. El primero, apareciendo por detrás de Cáceres, salió muy alto. El segundo, ya más cómodo, terminó en las manos de Caranta. Y el tercero, para ratificar el lugar común, terminó adentro. Para que Boca festeje su primera victoria oficial en el nuevo ciclo de Basile, justo con el primer tanto de su goleador en esta nueva etapa. Y para que mire con mucho más optimismo su futuro en el torneo, porque todavía tiene a sus históricos, entre ellos Palermo.

Estadio: Lanús.

Arbitro: Saúl Laverni.

Goles: 16m, Cáceres (B); 21m, Pelletieri (L); 80m, Palermo (B).

Cambios: 45m, Rosada (5) por Battaglia (B) y Monzón (5) por Morel (B); 72m, Biglieri por Salvio (L); 79m, Aguirre por Blanco (L); 84m, Gaitán por Mouche (B) y Menéndez por Pelletieri (L).