FúTBOL › EL EQUIPO DE ASTRADA PERDIó EN EL MONUMENTAL 1-0 CON EL CAMPEóN BANFIELD
Los triunfos ante Boca en el verano taparon la realidad: pese al estreno de los cuatro refuerzos, el modelo 2010 es bastante similar al de 2009, que deambuló en su propia mediocridad. El ganador del Apertura lo venció bien con un gol de Fernández.
› Por Daniel Guiñazú
Todo está igual en River, nada ha cambiado. El alivio y la esperanza que provocaron los dos triunfos estivales ante Boca le han dado paso a la cruel realidad. Hay que decirlo urgentemente: no parece haber diferencias entre aquel River modelo 2009 que flotó en las aguas de su propia mediocridad y esta versión 2010 que insinuó cambiar la historia tras aquel par de celebradas victorias ante el clásico rival.
Mucha gente desafió el calor dominguero del Monumental. Y esa gente se marchó a sus casas tras la derrota por 1 a 0 ante Banfield con la impresión de que ya había leído este cuento y que sus personajes le resultaban conocidos. Por más que estuvieron los cuatro refuerzos incorporados ad hoc para este campeonato (Ferrero, el uruguayo Juan Manuel Díaz y el paraguayo Rodrigo Rojas lo hicieron desde el arranque, Gustavo Canales participó de los 25 minutos finales), que Ortega jugó los noventa minutos, y que los prometedores Villalva y Funes Mori fueron los delanteros titulares, el partido tuvo para River el mal sabor de un guiso recalentado. Dos datos ayudarán a comprender lo que fue el desempeño del equipo de Leonardo Astrada: en el primer tiempo no fue capaz de crear una módica situación de peligro. Y en el segundo, a los ponchazos, generó apenas dos y no demasiado comprometidas para Lucchetti: un zurdazo suave de Barrado que el arquero detuvo sin exigirse y una volea de Rojas que se fue por encima del travesaño.
Hubo una valla que resultó insalvable para River: las dos líneas de cuatro que tenazmente le acomodó Banfield por detrás de la línea de la pelota. No las pudo quebrar con el despliegue por los costados de Rojas y de Abelairas, ni con la movilidad de Villalva y Funes Mori arriba, ni con las gambetas que intentó Ortega sin éxito. El arco de Banfield siempre le quedó muy lejos a River y, más de una vez, la opción fue lateralizar o retrasar el juego ante la buena defensa que hizo Banfield de sus últimos metros.
Astrada trató, desde el banco, de sacudir la inexpresividad de su equipo. Primero puso a Barrado por Villalva y lo mandó más arriba a Ortega. Después canjeó a Funes Mori, un delantero que arranca desde atrás, por Canales, un atacante de punta. Y por último metió a otro delantero (Bou) por un volante (Abelairas) y lo mandó a Ferrero a jugar en el área de enfrente. Pero no hubo caso. Con otros jugadores, River siguió teniendo las mismas pobres ocurrencias de antes. Si ganar jugando así era una quimera, empatar, tras el gol de Sebastián Fernández, lo fue más todavía. Por eso, el pitazo final de Saúl Laverni le dio a River la peor de las noticias: el verano feliz fue un espejismo. La realidad es ésta, en la que sólo parece posible seguir encadenando derrotas.
Estadio: River.
Arbitro: S. Laverni.
Gol: 74m S. Fernández (B).
Cambios: 56m Barrado (4) por Villalva (R), 64m Pío por J. Rodríguez (B), 65m Canales por Funes Mori (R), 78m Bou por Abelairas (R), 88m Ladino por Battión (B) y 90m Marchant por Erviti (B).
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