River cumple. Es como el empleado administrativo que asiste con continuidad a su trabajo, realiza sus tareas con eficacia y luego se retira en el horario estipulado, ni un minuto más. No luce, no brilla, pero da resultado en lo que hace. El equipo recibió ayer a Arsenal, que llegaba como líder, y se reencontró con la victoria, haciendo su tarea a reglamento. La alcanzó con la mínima diferencia, que cuando la consiguió no la puso en peligro en ningún momento. Con algunas ráfagas de lo que pretende su entrenador, el equipo se instaló nuevamente entre los primeros del certamen, mientras intenta olvidarse de su bajo promedio.

La similitud con aquel oficinista es que ofrece lo que necesita para obtener su objetivo, y no regala nada que le pueda otorgar mayor esplendor. En todo el partido fueron escasas las jugadas de nivel que exhibió: en una de ellas, Funes Mori desbordó por izquierda, enganchó en el área y su remate de zurda dio en el palo. En otra, el mismo delantero exigió con un cabezazo a Campestrini, quien se estiró para sacar la pelota al corner.

Si bien el local tuvo otras acciones de riesgo, como dos tiros libres de Ortega o un mano a mano del ingresado Caruso al final, no alcanzaron para evidenciar supremacía sobre Arsenal. Por ese motivo, el gol de Funes Mori, a los 29 minutos de la segunda parte, al conectar la pelota de cabeza después de un tiro de esquina de Ortega, sintetizó lo mucho que le cuesta al equipo encadenar jugadas combinadas con continuidad. Su labor le alcanza con un adversario como el de Sarandí, pero no le sucedió lo mismo ante Argentinos y Vélez.

La sensación que deja es de falta de ideas para elevar su rendimiento. Tal vez no le interese llevarse un extra. Y como también entiende que necesita sumar puntos para salir del fondo de la otra tabla, los consigue y nada más. El rédito, hasta el momento, es todo ganancia. Su gente, que volvió a llenar el estadio Monumental, lo despide con aplausos fuertes –algo que no sucedía hacía un largo tiempo– y en medio del delirio generalizado. En ese sentido, sus seguidores también se conforman con el cumplimiento mínimo, luego de padecer frustraciones constantes.

El que no termina de estar conforme es su conductor. Angel Cappa inició este torneo con la expectativa de los nombres nuevos, pero también con la mira puesta en un fútbol elegante, tal cual su decálogo de juego. El punto que pudo corregir es el defensivo, comenzando por el arquero. Carrizo fue ayer una de las figuras del partido, con intervenciones decisivas. Primero reaccionó ante un tiro libre de Leguizamón, luego le ganó el duelo al mismo delantero, y más tarde rechazó un zurdazo de Krupoviesa. Delante de él, la última línea proyecta a sus laterales con sentido, y los centrales no cometen los errores que antes terminaban con goles en contra.

River llega, marca la tarjeta, arranca despierto, y termina sin estridencias. Incluso, a veces se toma más de una hora de almuerzo, donde le permite crecer a su rival. Pero sigue adelante. Está arriba de todo y su empresa no se desmorona.

Estadio: River.

Arbitro: Patricio Loustau.

Gol: 74m Funes Mori (R).

Cambios: 45m Caruso (5) por Rojas (R); 60m Lamela (5) por Affranchino (R); 69m A. González por Sena (A); 78m Alustiza por Choy González (A); 82m Franzoia por Nervo (A); 86m Ballón por Ortega (R).

Incidencias: 88m expulsados Aguilar (A) y Pereyra (R).

Recaudación: 922.080 pesos.